
Construcción
Vía libre para las sucursales de los casinos en Colón y Gran Vía

Ruletas, Póquer, Black Jack y máquinas tragaperras, en el centro de Madrid. En concreto, en los números 37 y 41 del Paseo de Recoletos, donde desembarcará el Casino Gran Madrid, y en el número 24 de la Gran Vía, donde lo hará el Casino de Aranjuez. Y todo ello será «proximamente», según anuncian las empresas, gracias a que ayer el Consejo de Gobierno de la Comunidad aprobó ayer «la modificación del reglamento de casinos de juego para concretar el procedimiento administrativo y los requisitos que debe tener la única sucursal que podrían solicitar abrir los casinos de la región en otro punto geográfico», tal y como explicó el consejero de Presidencia, Salvador Victoria.
La noticia supone la vuelta de las salas de juego a Madrid después de que la última cerrara hace 91 años, en 1922. Para poder abrir, los solicitantes tendrán que estar al corriente de pago con la Administración y ésta tendrá dos meses para decidir si concede el documento, según el reglamento aprobado ayer.
Solamente la nueva sede del Casino Gran Madrid Torrelodones permitirá crear un total de 200 nuevos puestos de trabajo (hasta llegar a un total de 400 empleados en la sede) gracias a la inversión de cerca de 20 millones de euros que los propietarios han destinado a la adecuación, remodelación y construcción de este nuevo proyecto.
65 máquinas como máximo
De esta forma, el Casino Gran Madrid de Torrelodones abirá en la plaza de Colón (junto al Museo de Cera) una sede que ocupará un total de 4.123 metros cuadrados, que albergará 27 mesas de juego, 65 máquinas de azar (las máximas permitidas por el reglamento), restaurante, «afterwork» y otros servicios. La zona destinada a juego no superará, tal y como establece la legislación, los 1.000 metros cuadrados. En éstos no se computa la parte destinada a máquinas tragaperras.
La sala principal ocupará una superficie de 1.732 metros cuadrados y alojará una zona de mesas de juego. La entreplanta, de 566 metros cuadrados, será el restaurante, que estará gestionado por una firma externa. La primera planta, otra sala de juego y zonas de uso interno. El interiorismo, a cargo del equipo de Ignacio García de Vinuesa, destaca por su originalidad, tratando de crear «un mundo de juego y fantasía», según este autor.
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