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Vicios de 50 euros

La Razón
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El ejercicio libre de la prostitución no es delito; nuestra normativa penal sólo castiga a quien de forma coactiva o con algún tipo de abuso se beneficia de la misma; en otras palabras, se castiga al proxeneta. El consumo libre de drogas tampoco es delito; esa misma normativa castiga la venta, o cualquier acto de promoción de estas sustancias; en otras palabras, se persigue al traficante, al que «vende muerte». El consumo voluntario de ambos pertenece a la esfera del «vicio» humano, de lo moralmente reprobable, aquello que se halla en el límite de la legalidad. La sociedad en general los ve como un programa de «Cuarto Milenio»; extraños y desconocidos, así nadie ha visto la cocaína y las putas, sólo están en determinadas calles de la ciudad, no en la mía. Ésa es la gran hipocresía humana que permite vivir y desarrollarse al proxeneta y al traficante; todo el mundo los conoce pero nadie los denuncia, policialmente son necesarios grandes cantidades de medios materiales y humanos para perseguirles, y sobretodo las trabas judiciales a la hora de aportar pruebas para evidenciar su delito. Quizá sea necesaria una reflexión: la posibilidad de legalizar ambos vicios y convertirlos en servicios; la factura media rondaría los 50 euros sin IVA.