Los ricos también lloran

«¿Qué nos queda?», de Hans-Christian Schmid, retrata el doloroso reencuentro de una familia

Una familia aparentemente feliz y de clase alta se reúne en su lujosa casa de campo. Los dos hijos, ya adultos, esconden sus problemas personales para no enturbiar lo que todos desean que sea un agradable reencuentro. La madre, por su parte, romperá la baraja al anunciar que, a pesar de ser maniaco depresiva, va a dejar la medicación. Esta noticia se convierte en el punto de inflexión que hará de dicha reunión familiar algo muy distinto a lo que tenían planeado. «La película trata menos del sufrimiento de una maniaco depresiva que de cómo a las madres a veces les toca la peor parte en el ámbito de las relaciones familiares. En muchas ocasiones sufren las desventajas de una vida insatisfecha que empeora cuando los hijos se van de casa», explica Hans-Christian Schmid, director de la cinta.

Salto generacional

Las diferencias entre los dos hermanos, el mayor, separado y con un hijo, escritor y con su residencia en Berlín, mientras que el pequeño intenta sacar adelante una clínica dental al lado de casa de sus padres, incrementa el nivel de tensión en el momento de desconcierto generado por la madre. «Queríamos explorar el hecho de que pertenecemos a una generación que tiene hijos, pero seguimos atrapados en el rol de niños con respecto a nuestros padres», explica Bernd Lange, coguionista de «¿Qué nos queda?» junto al director. El deseo de emular el estilo de vida de sus padres (el progenitor ha sido un importante y exitoso editor) también supone un lastre para las perspectivas vitales de los hijos; un salto generacional difícil de manejar para ambos: «La promesa de riqueza y felicidad, sobre todo a nivel material, era mucho más fácil de cumplirse en el pasado. Los protagonistas tienen dificultades para triunfar de la misma manera que su padre lo ha hecho», añade el director. Las familias, como todo, no son siempre lo que parecen y esconden entresijos que sirven, como pocos grupos sociales, para explorar la paradójica alma del ser humano.