Lotería de navidad

Lotería de Navidad

Historias detrás de los décimos de Navidad

Pocos son los protagonistas que reciben los premios, pero la buena actitud y celebración no han faltado en un clásico del año: el 22 de diciembre, día de lotería

El amanecer del domingo de lotería navideña todavía no había iluminado las calles y las colas de gente ya rodeaban la plaza madrileña de Ópera. Algunos se hallaban asentados durante días, otros durante horas, pero todos compartían la ilusión por adentrarse en el Teatro Real a escuchar a los niños de San Ildefonso repartir felicidad.

Disfraces de animales, de adornos navideños, de personajes públicos... una gran variedad de colores, y cada uno de ellos con un mensaje, han protagonizado el señaladísimo día del 22 de diciembre. La voluntad por obtener alguno de los tres premios principales parecía ser algo colateral, ya que lo emocional primaba lo material.

Y después del (tanto) tiempo esperado, el cual muchos lo amenizaban cantando sus propios números, quizá por amenizar la dilación o tal vez por atraer fortuna, el reloj marcó las nueve en punto de la mañana y el bombo comenzó a girar. Lo que nadie pudo prever es que tan solo dieciocho minutos después, cuando muchos todavía no habían ni siquiera encontrado su butaca, una niña llamada Noura Akrouh iba a cantar la epatante cifra de cuatro millones de euros. Y así fue como el primer premio, “el gordo”, salió a la luz con el número 26590 pronunciado por “la niña de la suerte”.

Sin embargo, más allá de las sorpresas pecuniarias, la sala principal del Teatro Real de Madrid aguardaba numerosas historias para contar. LA RAZÓN ha hablado con algunos sujetos que han revelado su aventura.

Las miradas se dirigían a quienes un día fueron protagonistas en la gran pantalla de la película “Campeones”. Se trata de Gloria Ramos y Sergio Olmo. “Ver cómo ha salido el gordo y estar aquí celebrándolo y repartiendo premios por toda España está muy bien”. A quienes no les ha tocado, recuerda que lo importante es la salud y saber compartir los momentos de felicidad, ha manifestado Sergio Olmo. Además ha contado a LA RAZÓN que si él obtuviese algún premio, destinaría el dinero a erradicar la pobreza.

“Los pollitos de Sanildefonso”, el grupo de amigos que por primera vez acuden, pues desde Cádiz no es tarea fácil. Han hecho cola durante un día entero y han conseguido entrar a las 8 de la mañana, los primeros. Sus caras son de celebrar que les ha tocado “el gordo”, pero en realidad solo cuentan con el reintegro. “Con vivir esto en directo me conformo”, ha manifestado uno de los pollitos, Víctor Cantudo.

Otro grupo de amigos que se ha atrevido a soportar las eternas colas con tal de acudir al evento, han sido “Los langostinos”. “Un equipo de 20 colegas” (así se definen) madrileños que dicen que van a pasarlo de la misma forma que están: “de rechupete”.

La religión también ha estado presente para impregnar de buena fortuna esta fecha tan esperada de lotería navideña. Un hombre ha decidido asistir en su quinto año al Teatro Real disfrazado de obispo. Su deseo le ha supuesto dos días (desde el viernes al mediodía hasta domingo por la mañana) viviendo en la calle “con mucho frío y muchas botellas de agua, pero todo sea por disfrutar el gran día”. El obispo se define como “multipower” y está dispuesto a levantar los ánimos del personal que, como él, no ha tenido tanta suerte a pesar de haber comprado 22 décimos.

El cuarto año ha sido para “Don Quijote de la suerte”, que además de tener un don para hacer rimas, ha vivido recientemente la COP25, pues se considera un férreo defensor del cuidado del medioambiente. Por ello, su número de lotería ha sido especial y ha sido sólo una composición de 0, que significa cero emisiones. En el día de la lotería hay hueco para todos. Aun así, reconoce haber comprado algún que otro décimo junto a su Dulcinea para poder sacar adelante a sus escuderos.

Y de lo más impactante: una anciana que acude cada año al evento, al menos, los últimos seis años que viene celebrándose en el Teatro Real. Se confecciona sus propios vestidos cada 22 de diciembre y ha comprado, nada más y nada menos la colosal cifra de 58 decimos que, por desgracia, no han atraído a la suerte.