Educación inclusiva: la suma de todos para todos

Víctor tiene 20 años y vive en Madrid. Hace un tiempo tuvo un accidente que le cambió la vida por completo. Como resultado de ello, hoy tiene reconocida una discapacidad del 33%. “Hubo un antes y un después en mi vida”, cuenta. “Cambió todos los planes que tenía en mente”.

A pesar de su juventud, Víctor habla con una notable seguridad y explica que en ningún momento se vino abajo; al contrario, “de alguna forma, quise demostrarme a mí mismo que podía hacer muchas cosas que entonces parecían impensables”, como, por ejemplo, tocar el piano o hacer deporte. Hoy, tiempo después, se muestra muy satisfecho con el camino que ha recorrido: “Creo que lo he conseguido” afirma.

En la actualidad, Víctor está empezando el tercer curso del Doble Grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales y ADE. Se trata de unos estudios que, como él mismo cuenta, combinan la parte más técnica de las labores de ingeniería con enseñanzas sobre el día a día en una empresa. Este estudiante se encuentra en el ecuador de su carrera, puesto que el plan combinado tiene una duración de 6 años y medio.

“La gente se queda sorprendida porque cree que son temas muy distintos”, explica Víctor. “Sin embargo, ya en bachillerato me di cuenta de que me gustaban las matemáticas, la física, el dibujo técnico…, pero también vi que tenía otros intereses como el mundo financiero”.

En su opinión, esta combinación de disciplinas tiene mucho sentido, puesto que “por un lado, ser ingeniero es resolver problemas, mientras que, por otro, liderar en la empresa es tomar decisiones y manejar equipos que puedan, precisamente, resolver problemas también”.

Por ello, cuando comprobó que su universidad, la Pontificia de Comillas, ofertaba este doble grado, no se lo pensó dos veces y formalizó su matrícula cuando llegó el momento.

Apostando por la igualdad de oportunidades

Fue entonces cuando, buscando becas y ayudas al estudio, dio con la Fundación Universia, una entidad privada sin ánimo de lucro impulsada por Banco Santander a través de Santander Universidades y Universia. Gracias a esta fundación, obtuvo una ayuda que le permitía dedicarse a sus estudios y apostar por su futuro.

Es precisamente lo que buscan entidades como Fundación Universia a través de sus ayudas y estímulos al estudio: garantizar la igualdad de oportunidades en un mundo que cada vez es más competitivo, como es el de la educación y las salidas profesionales.

Una voluntad que empieza a dar sus frutos, ya que durante el curso pasado, el número de estudiantes con discapacidad en nuestras universidades alcanzó el máximo histórico, según la ‘Guía de Atención a las personas con Discapacidad en la Universidad 2020-2021′, publicada por Fundación Universia, que recoge todos los servicios, becas y medidas de accesibilidad que ofrecen las universidades españolas.

“Volveré a solicitarla”

Enfocadas a mejorar la empleabilidad, las iniciativas de Fundación Universia impulsan la creación de comunidades y el desarrollo de programas de educación y empleo inclusivos. Además, promueven modelos alternativos de financiación socialmente responsable para acceder a los estudios educativos.

Con más de 10 años de trayectoria, la entidad ha concedido más de 3.000 becas a estudiantes con discapacidad y ha invertido más de 15 millones de euros para impulsar la empleabilidad, el acceso y la movilidad de estos alumnos. Este año se ha celebrado la 17ª edición de unas becas que a Víctor le han permitido “seguir estudiando” cubriendo la totalidad de la matrícula. De ahí que este estudiante, lo tenga claro de cara a próximas convocatorias: “Volveré a solicitarla”, comenta.

Mientras tanto, este madrileño continúa con su formación dentro y fuera del campus universitario. Y es que, como él mismo explica, ya ha hecho unas prácticas en una empresa de consultoría de negocio que le han despertado ya algunas visiones de su futuro. “Me gustaría ganar experiencia en una empresa grande, aunque no descarto también emprender”, afirma el futuro ingeniero.