Gastronomía
El Marginal: de vinos antes de celebrar Nochebuena
Nos sumamos a la tendencia de tomar el aperitivo, que se convierte en almuerzo y casi en merienda, antes de disfrutar de la cena en familia más importante de las fiestas
Nos encontramos en plena vorágine navideña. En un sinfín de encuentros alrededor de una mesa o a pie de barra. A pocos días de que celebremos Nochebuena y Navidad con los nuestros, cierto es que el mediodía del 24 nos gusta pasarlo entre amigos. Disfrutar de un aperitivo, que se convierte en almuerzo y roza la merienda, antes de centrarnos en los fogones de casa para ponerlo todo en el asador y servir a nuestros invitados una gloriosa cena. Por eso, ahí os dejamos algunas de nuestras barras y varios comedores preferidos en los que brindar por unas felices fiestas.
El Marginal es nuestra primera recomendación, especialmente dirigida a los amantes del buen vino. A aquellos paladares que en cada salida ansían descubrir una nueva etiqueta. Situado en el que es el destino gastronómico madrileño por excelencia, Bulbiza, se trata de un bar de vinos en el que escoger entre 101 caldos fugaces, de periódica rotación, de los que a diario se realiza una buena selección de ejemplares por copas. También, donde catar aquellos que anuncia una carta de etiquetas confidenciales, que pertenecen a la colección privada de César Ruiz, Flequi Berruti y Nacho Jiménez. Dentro de este último grupo, hay vinos desaparecidos, inéditos en Madrid o de una producción muy limitada.
Para armonizar el trago, qué mejor que los ibéricos de Carrasco, la butifarra de Cal Rovira, las conservas de Güeyu Mar o el Caviar Paris 1925, además de gloriosas raciones como los huevos fritos de Curro, de Cobardes y Gallinas.
Y de aquí, a un templo cervecero: La Chispería, el nuevo rincón de La Virgen en el mercado de Chamberí. Un lugar diez para disfrutar de sus cervezas entre amigos. De la Jamonera, de la Amber Ale o de la IPA, todas ellas premiadas en los World Beer Award 2019 e, incluso, de La Virgen Castañas, de edición limitada, ya que sólo la venden durante el invierno.
Frente a otro mercado, esta vez el de San Fernando, se encuentra La Embajada de Embajadores (C/Embajadores, 66) justo en el mismo espacio en el que durante años se encontraba el mítico bar Oss. Las cañas están bien tiradas y merece la pena acompañarlas con el bocata de calamares o con un pepito de ternera si hay hambre. Como recetas para compartir, la de berenjena a la parmesana, de albóndigas con tomate o los huevos estrellados con jamón.
Salino, es una de las casas de Javier Aparicio, quien también nos espera hasta pasada la sobremesa. ¿Qué pedir? Pegado a la barra, los torreznos de La Raquetista, las bravas de Cachivache, las gallinejas en taco Madrid-DF o la pipirrana de atún rojo y cogollo. En La Retasca, Juanjo López Bedmar recibirá a sus fieles clientes, que acuden a su tasca a brindar, con su gloriosa gilda, con los boquerones aliñados, las navajas a la brasa y con sus insuperables callos.
Y quien no conozca el nuevo espacio de Miguel Carretero en el número 62 de la calle Ponzano, es el momento, ya que sirve sus tan riquísimas y premiadas croquetas, una versión del bocata de calamares, su lubina frita con mojo y unas patatas bravas con salsa de chipotles ahumados de quitar el hipo.
El vasco Josean Merino, por su parte, elabora estos días «La pescada», un pincho de tarta nevada de bacalao en recuerdo a una antigua costumbre vasca: al acercase la Navidad, los arrendadores de los caseríos debían pagar el alquiler de las tierras por una cantidad en metálico y algunas especies escrituradas ante notario. Cuando iban a pagar a casa de los dueños, estos les regalaban lo que se llamaba «la pescada», una pieza de bacalao que solía convertirse en el plato protagonista de las celebraciones navideñas.
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