Violencia radical

El gran dispositivo policial evita disturbios en Moratalaz

El grupo Distrito 14 de Moratalaz emitió a primera hora de ayer un comunicado en el que llamaba a la concentración en oposición a las caceroladas

La tensión estaba en niveles máximos después de lo que ocurrió la tarde del miércoles. El grupo Distrito 14 de Moratalaz emitió a primera hora de ayer un comunicado en el que llamaba a la concentración en oposición a las caceroladas de las 21:00 horas que ya se han hecho mayoritarias no solo en Madrid, sino en todo el territorio nacional. El lema era “Menos caceroladas, más Sanidad”. La cita estaba programada media hora antes a la altura del número 181 de la Avenida de Moratalaz, el lugar de reunión en la última semana de los ciudadanos contrarios al Gobierno de Pedro Sánchez en este distrito de la capital. Mucho antes de eso, varios furgones policiales y efectivos a pie controlaban el perímetro para evitar que se repitieran las imágenes que corrieron como la pólvora en redes sociales a última hora del miércoles, cuando un joven que portaba la bandera de España fue agredido por un grupo contrario a sus reivindicaciones. El propio alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, señaló al colectivo Distrito 14 como responsable de la agresión. Estos se desmarcaron de los actos violentos, pero no renunciaron a manifestarse.

La guerra de gritos comenzó poco antes de las nueve de la noche. Los cánticos de “Sanidad pública” y “Fuera fascistas de nuestro barrio” se contrarrestaron con clamas de “Gobierno, dimisión”, “Libertad” y “Viva España”. Poco después comenzó el sonido de las cacerolas desde las ventanas del bloque que se encuentra en el lugar de la concentración y también procedente de un pequeño grupo que se colocó a escasos metros de distancia y que fue ganando en número conforme se acercaban las 21:00 horas. La gran mayoría llevaba anudada al cuello la bandera de España. En el grupo se encontraba Bertrand Ndongo, uno de los afiliados más conocidos de Vox, que ya se había dejado ver en otras caceroladas. Su camiseta, negra y con una bandera nacional con crespón en señal de luto, portaba el mensaje “Sánchez e Iglesias dimisión ya”.

“Vamos a irnos ya que no quiero problemas”, decía un vecino que se encontraba con su mujer en un banco en la intersección de la Avenida de Moratalaz con la vía Camino de los Vinateros poco después de las ocho de la tarde. Tras esto, dos agentes de la Policía Nacional comenzaron a advertir a los jóvenes, la mayoría de muy corta edad, que se comenzaron a congregar que debían mantenerse en movimiento, ya que el decreto que regula el estado de alarma prohíbe las reuniones en la vía pública. Por el cielo también sobrevolaba la zona un helicóptero de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Conforme se acercaba la hora de la cacerolada diaria en protesta de la gestión de Pedro Sánchez de la crisis del coronavirus, al lugar se desplazaron más furgones policiales hasta sumar cerca de la decena. Los agentes se encargaron de que ambos grupos se mantuvieran a una distancia suficiente para evitar enfrentamientos.

Antes, por la mañana, Almeida había advertido que para el Ayuntamiento “la intolerancia y la violencia no tienen cabida en la ciudad”. Una vez más, el alcalde se mostró a favor de las concentraciones pacíficas “siempre que se respeten las normas del estado de alarma”.