Coronavirus

Madrid vuelve a irse de cañas: la hostelería desempolva sus terrazas

Los propietarios piden al Ayuntamiento que agilice los trámites para ampliar la superficie de las mesas al aire libre

Tras más de dos meses de dolor que ya forman parte de su historia, Madrid quiere ahora recuperar su esencia, aunque eso no significa que vaya a descuidar el camino que ha andado en la lucha contra la pandemia. Sobre todo porque la batalla aún no se ha acabado, tal y como recuerdan cada vez que tienen ocasión los dirigentes políticos. Tras nueve semanas de calles vacías, mesas y sillas recogidas y persianas bajadas, por fin mañana la hostelería de la capital y de todos los municipios se pone en marcha. La región entra con paso firme en la fase 1 del plan de transición hacia la nueva normalidad con ganas de consumir en sus terrazas, más aún ahora que el calor empieza a apretar.

Ayer por la mañana, los hosteleros de la Plaza Mayor, una de las zonas que más movimiento de locales y turistas registra de toda la ciudad, empezaron a desempolvar los grifos de cerveza y las máquinas de café. Además de las bayetas, las escobas y las fregonas, casi todos los locales tenían en su mano el que será su aliado a la hora de volver a montar las terrazas: un metro. Y es que la separación mínima que puede haber entre las sillas de las distintas mesas debe ser de dos metros. Por ello, para cumplir de forma correcta con la distancia social necesaria para prevenir repuntes del virus, los responsables solo podran habilitar la mitad de las mesas que suelen montar al aire libre.

No muy lejos de allí, en el corazón del Madrid de los Austrias, en concreto en la calle de Santiago, Iván Murillo, Francisco Bonet y Antonio Caputa afrontan con ilusión las últimas horas que le quedan a las luces de «Gloria bendita» apagadas. Estos jóvenes, junto con su socio Nicolás Isla, dejaron sus trabajos y se juntaron en la capital para montar este local con aire andaluz y alma granadina. Lo inauguraron hace apenas seis meses, el 1 de diciembre, y, como a tantos, esta crisis les ha pillado de lleno.

«Solo podemos montar dos mesas, pero es mejor que nada. Tenemos que empezar a facturar ya», cuentan mientras calculan la distancia exacta que deben guardar sus comensales. Aunque no es mucho, esperan poder complementar los ingresos de las consumiciones «in situ» con comida para llevar. Por ello, piden al Ayuntamiento de Madrid que agilice los trámites para permitir a los establecimientos hosteleros ampliar la capacidad de sus terrazas siempre que sea posible. En su caso, su negocio está ubicado en una calle peatonal y a ambos lados tienen espacio para colocar, al menos, cinco mesas más con la distancia de seguridad requerida.

La normativa también les despierta algunas dudas que parece que tendrán que ir resolviendo conforme vayan recuperando la actividad. «Por ejemplo, si viene un grupo de nueve personas, no sabemos si podemos juntar a todos en una mesa o tendríamos que darle las dos. Porque el 50 por ciento de capacidad puede ser en función de las mesas o de las sillas», cuentan.

En estos meses han tenido que sortear un gran número de dificultades, entre ellas el pago de alquiler, facturas y gastos corrientes que no admitían retrasos. Su primera decisión fue intentar negociar una bajada en el precio de la renta del local, pero se encontraron ante la negativa del propietario: «Nos dijo que si no pagábamos teníamos que entregarle las llaves», recuerda. Tampoco han recibido ninguna ayuda de las prometidas por el Gobierno para pymes y autónomos. Pero, por fortuna, han logrado pasar estas semanas.

A partir de hoy, miles de hosteleros de la región deberán adaptarse a las nuevas normas sanitarias. Es imprescindible la limpieza y desinfección constante de mesas y sillas y se deberán evitar las cartas físicas y los pagos en efectivo, entre otras medidas. Pero, pese a ello, Madrid, por fin, se pone en marcha.