Patrimonio

¿Qué es el “bacalao” litúrgico, confeccionado por la Real Fábrica de Tapices de Madrid, y que ha costado 6.600 euros?

El Ayuntamiento de Madrid encargó también al prestigioso taller la restauración de un estandarte de la Virgen de La Paloma

"Bacalao" litúrgico de la Real Fábrica de Tapices
"Bacalao" litúrgico de la Real Fábrica de TapicesReal Fábrica de Tapices

La cosa va de patrimonio cultural y religioso madrileño. Y sí, también un poco de nombres raros. O, quizá de unos calificativos que eran de uso corriente y que por aquello del paso del tiempo a algunos se les han quedado en el olvido. Lo cierto es que el El Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid ha invertido 20.000 euros en la restauración de un estandarte bordado con la imagen de la Virgen de la Paloma y en la creación de un “bacalao litúrgico”, un estandarte con forma de pez. Ambos trabajos han sido realizados por la Real Fábrica de Tapices y se enmarcan en el convenio de colaboración, suscrito en 2020, entre el Ayuntamiento y la Real Congregación de la Santísima Virgen de la Paloma. El Consistorio tiene consignado además para este año un presupuesto de 90.000 euros para obras de rehabilitación en la iglesia de la que está considerada patrona popular de Madrid.

Imagen de una de las salas de trabajo de la Real Fábrica de Tapices
Imagen de una de las salas de trabajo de la Real Fábrica de TapicesAyuntamiento de Madrid

El estandarte restaurado mide 146 centímetro de alto y 84 de ancho y está bordado sobre una base de tejido de raso de seda de color crudo. El anverso está decorado con hilos metálicos y en el centro con una imagen de la Virgen de la Paloma pintada sobre un lienzo. En el reverso aparece una inscripción realizada en bordado de hilos de oro cuya leyenda dice “Congregación de Nuestra Señora de la Paloma Parroquia de San Pedro el Real (Paloma) Madrid”.

Los trabajos para su restauración, en los que se han invertido cerca de 15.000 euros, han consistido en la limpieza de las diversas manchas que presentaba y en la reparación textil del raso y los bordados en oro. Asimismo, se ha cambiado la imagen principal de la Virgen por un bordado en ‘matiz’ y de ‘oro de realce’ y se ha sustituido completamente la cara de anverso con una nueva leyenda. También se han cambiado los elementos metálicos deteriorados por unos nuevos de idéntica fabricación.

“Bacalao” litúrgico

La Real Fábrica de Tapices también ha llevado a cabo la fabricación de un ‘bacalao’ litúrgico, un estandarte con forma de pez bordado sobre una base de tejido de terciopelo de algodón de color azul medio. El anverso está decorado con hilos dorados haciendo formas vegetales de roleos y hojas realizados de forma mecánica. En el centro, una imagen de la Virgen de la Paloma y el anagrama de la Virgen. En la parte superior, una corona bordada. Este trabajo ha tenido un coste de 6.600 euros.

Estandarte de la Virgen de La Paloma
Estandarte de la Virgen de La PalomaReal Fábrica de Tapices

Además, la Fábrica de Tapices ha realizado, para la Real Cofradía, la restauración de una bandera con la imagen de la Virgen de la Paloma bordada, de tres corbatas conmemorativas y de una funda de la bandera para formato enrollado.

Rehabilitación de la iglesia

Por otra parte, el Ayuntamiento tiene incorporado a su presupuesto del año 2021 una subvención nominativa de 90.000 para obras de rehabilitación en la iglesia y está tramitando un convenio con la escuela de restauración para, en cumplimiento del convenio, realizar restauraciones del templo.

La fábrica que hace arte tejido

La paz de Utrecht tuvo la culpa. La tuvo de la pérdida de Gibraltar. Punto negativo. También la tuvo -y esto sí es un punto positivo-, de la creación de la Real Fábrica de Tejidos. Aquella paz significó para España la interrupción de la importación de tapices flamencos. Pero he aquí que al tiempo llegó Felipe V y decidió importar el buen hacer de los talleres reales de su patria de origen. Para ello decidió traer de Amberes a una familia de reputados tapiceros, los Vandergoten. Así, la primera fábrica se fundó en un antiguo almacén de pólvora junto a las murallas de la ciudad, hasta que en el siglo XIX, con la revolución industrial, la fábrica se trasladó al “olivar y la huerta de Atocha”. Y allí, en el número 2 de la calle Fuenterrabía, continúa a día de hoy.

Si miramos al pasado, vemos una época de gran florecimiento. El siglo XVIII fue el momento de mayor esplendor de la fábrica y cuando se produjeron muchos de los tapices que acabaron decorando palacios como el de El Escorial, Aranjuez o La Granja. Pero claro, no cualquier diseño iba a lucir en tales ambientes: debían de ser los mejores pintores de la Corte, de la talla de Goya o Guiaquinto, Van Loo, Castillo o los hermanos Bayeu, sus creadores. Un Goya que fue revolucionario en la Real Fábrica de Tapices, pues dejó de lado las escenas mitológicas o religiosas... para adentrarse en reflejar la vida diaria de los españoles. Desde escenas de juegos a bailes o labores agrícolas, como la vendimia.

La importancia de esta casa está sin duda en su trabajo minucioso y experto. Tan atento y minucioso que para hacer un tapiz un artesano tarda de media de entre 7 y 8 meses por metro cuadrado. Sin embargo, en la Real Fábrica de Tapices también reciben muchos trabajos de restauración. Y si hay que hablar de encargos reseñables en este sentido, desde la restauración de los tapices de los Reales Alcázares de Sevilla a los de la Universidad de Salamanca o los del Banco de España también tenemos otros, como el que nos ocupa, sobre la Virgen de La Paloma.