Polémica

«Jo, tía»: la frivolidad en Times Square

En el Ministerio de Igualdad, todas las altos cargos y asesoras eventuales eran amigas previamente. Eran y son una «pandi»

La irresistible atracción de EE UU
La irresistible atracción de EE UUJavier OtazuAgencia EFE

Que una ministra tenga una agenda internacional no es algo criticable. El Gobierno puede y debe mantener relaciones en el ámbito internacional sobre las competencias de cada departamento. Lo reprochable es que una ministra realice un viaje a EEUU –nada menos– con una agenda de pocas reuniones y que todas sean de tercera, salvo la mantenida con la directora general de ONU Mujeres, que sí es de alto nivel.

Que una ministra viaje con parte de su equipo, como apoyo logístico para sus reuniones, no es criticable. Lo reprochable es que ese personal forme parte, casualidades de la vida, del núcleo de amistades de la ministra. Al contrario que en el resto de ministerios que no son de Podemos, en el Ministerio de Igualdad todas las altos cargos y asesoras eventuales eran amigas previamente. Eran y son una «pandi».

Especialmente reprochable es que forme parte de la comitiva Isabel Serra que, tras su condena, tuvo que dejar el escaño para ser colocada como asesora en el Ministerio ejerciendo funciones desconocidas. Aunque con este viaje se ha revelado el truco: su puesto es de la máxima relevancia, aunque formalmente hayan pretendido ocultarlo.

Que una ministra utilice el Falcon no es criticable. Absolutamente todos los miembros de este y anteriores gobiernos utilizan el Falcon –para eso está– cuando se desplazan a Bruselas o a las islas. Es cierto que Sánchez hace un uso abusivo y personal del mismo, pero más allá de él, la existencia y uso del Falcon está justificada.

Lo reprochable es que una ministra y su equipo de amigas lo hayan utilizado como si fuesen las Kardashian para ir a EEUU. Y es reprochable por varios motivos.

El primero, porque España cuenta con varios Falcon «pequeños» y dos enormes que se utilizan para viajes de Estado en los que, además de miembros del Gobierno, van altos cargos, empresarios, periodistas, etc. En este caso han movilizado uno de «los pequeños», lo que les obligó a una serie de paradas para repostar -en las Azores y en Canadá-, por lo que, como mínimo, se pulieron dos depósitos, es decir, 16.000 kg de combustible. Echen ustedes las cuentas…

En los gobiernos de Rajoy la austeridad también se aplicaba a los ministros y, cuando estos tenían que viajar a EEUU o a cualquier país iberoamericano, lo hacían en vuelo comercial a un coste muy inferior al del Falcon. Combustible, salario del personal militar, tasas aeroportuarias y demás cosas que cuando se vuela en comercial se comparten con otros 300 viajeros.

Por último, ha trascendido que utilizaron ese contaminante avión de los años 80 para un trayecto Nueva York-Washington que bien podrían haber hecho en vuelo comercial o en tren. Hoy Irene Montero y compañía han generado una huella de carbono personal que el resto de los españoles solo podríamos igualar cogiendo 45 vuelos comerciales Madrid-Miami en lo que resta de 2022. Para que luego le digan a usted que no coja el coche y vaya en bici a trabajar...

Que una ministra se haga unas fotos en el poco tiempo que le permita su agenda no es criticable. Lo reprochable es que cuando miles de españoles no pueden irse de vacaciones por el coste de los combustibles, una ministra frivolice subiendo a redes sociales fotos en Times Square.

En definitiva, lo reprochable es que una ministra que en 2015 hablaba de «la casta», de los privilegios de los políticos y de su alejamiento de la realidad en 2022 actúe haciendo todo lo que ella criticó megáfono en mano.

En definitiva, lo que no puede hacer una ministra con actitudes tan reprochables es ponerse de morros y quejarse en plan «Jo, tía».

Ignacio Catalá es administrador civil del Estado y diputado del Partido Popular en la Asamblea de Madrid