Ola de calor

Colón, el progreso y el grado y medio que lo cambia todo

Las obras de las Torres de Colón harán del edificio el centro de oficinas más sostenible de España

Vistas de Madrid desde el Centro Colon
Vistas de Madrid desde el Centro ColonDavid JarLa Razon

Este jueves, Madrid amanecía alcanzando una temperatura récord: 41,5 grados. A ciertas horas del día resultaba complicado estar en la calle. Y, si bien en la capital las terrazas siempre funcionan, lo cierto es que el aire acondicionado del interior de los locales se recibía de buen grado. Hoy, viernes, podría parecer que la diferencia no es mucha, ya que se espera que los termómetros rocen los 40 grados. Sin embargo, 1,5 grados pueden suponer un cambio sustancial. Resulta curioso que esta cifra sea la que llevamos décadas tratando de evitar.

Naciones Unidas, a través de su Agenda 2030, ha implementado innumerables iniciativas ante el peligro que supondría que la temperatura media del planeta alcanzase ese margen antes de finales de siglo –comparándolo siempre con los niveles preindustriales–. A una pérdida dramática de la biodiversidad se le sumaría que, en algunos puntos del planeta, sería prácticamente imposible la subsistencia humana. Nos acercamos a ese límite mientras contemplamos temperaturas cada vez más extremas, que son ya tan familiares como estas olas de calor que mantienen a la capital en riesgo alto durante casi una semana. Una realidad que se acerca poco a poco, casi como un pálpito, mientras nos apresuramos a subsanar el daño causado.

En Madrid avanzan, sin detenerse por estas jornadas tan intensas, las obras de las Torres de Colón. Un edificio que, durante su construcción en los años 60 ya fue un símbolo del progreso por su curiosa técnica de hacerlo de arriba a abajo, en lugar de empezar desde los cimientos. Con su remodelación, que tiene previsto concluirse este 2022, se convertirá en el edificio de oficinas más sostenible de España gracias al de energía renovable y cero emisiones. Tal vez se convierta en ejemplo de algo más: de que esa casa construida por el tejado a la que hemos llamado progreso, se puede reconstruir. Tal vez no sea tarde para evitar los 1,5 grados.