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Los 10 museos de Madrid a los que puedes entrar con este abono de 36 euros

Te proponemos esta ruta por algunas de las obras maestras que acogen los museos madrileños incluidos en la Tarjeta anual del Ministerio de Cultura

EXPOSICIÓN DE RUBENS EN EL MUSEO DEL PRADO. LAS TRES GRACIAS
EXPOSICIÓN DE RUBENS EN EL MUSEO DEL PRADO. LAS TRES GRACIAScipriano pastranoLa Razón

Según los últimos datos recogidos por el Censo de Museos y Colecciones Museográficas de España, el país supera el millar y medio de estos templos del arte. Sólo en la Comunidad de Madrid se encuentran 104. Esto es reflejo del alto nivel museográfico y del impresionante patrimonio cultural del país y en concreto, de la región, siendo tanto el Museo Reina Sofía como el Museo del Prado dos de los más visitados de Europa en 2020, con 852 y 1.248 millones de visitantes respectivamente, a pesar de la pandemia. La labor de los museos es determinante para la conservación de las obras y cada vez son más los interesados por el arte que optan por las actividades culturales en su tiempo de ocio. En muchas ocasiones, el elevado precio de las entradas hace que muchas personas no los visiten todo lo que les gustaría. Por esta razón la Subdirección General de Museos Estatales ofrece una alternativa ideal para que puedan hacerlo e incentivar así el patrimonio cultural del país.

Gracias a la Tarjeta anual de los Museos Estatales los usuarios podrán visitar tantas veces como deseen las colecciones permanentes de los museos participantes durante un año por 36 euros. Para adherirse al programa es tan fácil como solicitarlo en la taquilla de cualquiera de los 18 museos pertenecientes al programa, hacer el pago y le será entregada al momento. Además, una de las ventajas de esta suscripción es que ya no será necesario comprar la entrada con antelación, simplemente se debe presentar la acreditación junto con el DNI del titular el mismo día de la visita. Repartidos por toda la geografía española, diez museos de la capital son los protagonistas en esta ilustre nómina. La Tarjeta anual de los Museos Estatales permite el acceso gratuito a las colecciones del Museo del Prado, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, del Museo Sorolla, del Museo Arqueológico Nacional, del Museo del Traje, del Museo Nacional de Artes Decorativas, del Museo de América, del Museo del Romanticismo, del Museo Cerralbo y del Museo Nacional de Antropología. De este modo, podrán acercarse a los museos más conocidos de Madrid, conectar con las piezas más características de la ciudad y descubrir espacios museísticos y obras menos conocidas.

Te proponemos un recorrido a través de diez joyas artísticas de estos museos. Empezamos por «Un mundo» de Ángeles Santo. Se puede visitar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Destaca entre otras cosas por su tamaño, de tres metros de largo por tres de ancho. La composición y la juventud de la autora –sólo tenía 17 años– fascinaron a la intelectualidad del momento, sobre todo al exponerla en el madrileño Salón de Otoño de 1929. En este «mundo» la joven plasma la metamorfosis de la esfericidad hacia lo cúbico y figuras femeninas en extraña procesión del día a la noche.

Obra "Un mundo", de Angeles Santos Torroella, en el Museo Reina Sofía
Obra "Un mundo", de Angeles Santos Torroella, en el Museo Reina Sofíaconnie g. santosLa Razón

Siguiendo la figura femenina encontramos otra obra indispensable como es «Las tres Gracias» de Pedro Pablo Rubens en el Museo Nacional del Prado. Se trata de la representación de las hijas del dios Júpiter: Aglae, Eufrosina y Talía. No es algo nuevo en las artes plásticas, ya que hay quienes las consideran símbolo de belleza, el amor, la fertilidad y la sexualidad. Las tres gracias destacan por la ampulosidad de sus contornos. El pintor era un verdadero maestro en representar las carnes, que parecen vivas y palpitantes. Se cuenta que una de las gracias podría ser su segunda mujer, Helena Fourment.

Dejando por un momento a un lado la pintura, encontramos la «Estatua de Livia» en la sala número 20 del Museo Arqueológico Nacional. De todas sus esfinges, esta es de las más hermosas por su rostro sereno y su expresión suave idealizada. Representa a Livia Drusilla, esposa de Augusto, primer emperador de Roma y está fechada en el siglo I d.C. Su gran personalidad fue reconocida en vida. Estaba considerada como modelo de buenas costumbres y de respeto a la tradición romana.

Otra pieza, en este caso la más valiosa del Museo Nacional de Antropología, es la conocida como «Piedra del Sol». Se trata de uno de los monolitos más antiguos de la cultura mexica que todavía se preservan. Fue hallado en 1479, mide más de tres metros y medio de diámetro y pesa más de 24 toneladas. Pero lo que lo hace realmente importante son los relieves que resumen las ideas que esta cultura tenía sobre el espacio y el tiempo.

Otra parada indispensable es el Museo Cerralbo para descubrir la «Inmaculada Concepción» de Francisco de Zurbarán adquirido por don Enrique de Aguilera y Gamboa en la subasta de la colección del Marqués de Salamanca, que tuvo lugar en el Hôtel Drouot de París en 1875. Esta obra maestra ha sido elogiada como la imagen más resplandeciente de la Inmaculada que un pintor haya creado o la versión más perfecta de un tema tan querido por el artista, pues pintó más de diez Inmaculadas.

Para entender la siguiente obra debemos remontarnos a finales del siglo XVIII, al Romanticismo, y con él la «Sátira del suicidio romántico» de Leonardo Alenza que se puede disfrutar en el Museo del Romanticismo. Eran habituales los suicidios de jóvenes que deseaban emular a sus ídolos literarios y esta obra choca con la idea de libertad individual que, llevada al extremo, defendían los románticos. Es una de las dos obras que creó el pintor para hacer ver lo ridículo de este fervor por el suicidio.

Y no hay mejor forma para acabar con este recorrido de pintores, que con otra parada obligatoria en el Museo Sorolla. Allí se encuentra uno de los pocos ejemplos que conserva el museo del realismo social y que cultivó el pintor en el periodo que va de 1890 a 1899. Este es «Trata de blancas», donde cuatro jóvenes prostitutas acompañadas de su «Celestina» duermen en el interior de un vagón de tercera. Claro reflejo de una corriente, que irrumpía con fuerza desde Europa y centraba el interés en las circunstancias más dramáticas de las clases menos favorecidas.

Un visitante observa "El pecado" de Julio Romero de Torres (i), a su derecha, "Trata de Blancas" de Joaquín Sorolla, en la exposición inaugurada "Tres mitos españoles. La Celestina, Don Quijote y Don Juan".
Un visitante observa "El pecado" de Julio Romero de Torres (i), a su derecha, "Trata de Blancas" de Joaquín Sorolla, en la exposición inaugurada "Tres mitos españoles. La Celestina, Don Quijote y Don Juan".Bernardo RodriguezAgencia EFE

Para acabar este recorrido por los espacios museísticos nacionales de la ciudad, una de las últimas paradas y no menos indispensable, es la del Museo de América para descubrir la «Estela de Madrid». Uno de los bajorrelieves que sujetaban el trono de Palenque en una de las salas del Patio Central del palacio. El personaje es uno de los cuatro Bacabs, dioses mayas sobre los que se sustentaba la bóveda terrestre. Esta magnífica pieza fue recogida por Antonio del Río en la primera expedición arqueológica realizada bajo el patrocinio de la Corona de España.

No muy lejos de este, encontramos el Museo del Traje, dónde dentro de su infinidad de piezas podemos destacar unos zapatos rococó de 1730 que son muestra de cómo el papel social de la mujer alcanzó entonces mayor importancia que en tiempos anteriores y se tradujo en que sus ropas se hicieron tan lujosas y adornadas como las de los hombres. Para cerrar este recorrido, llegamos al Museo de Artes Decorativas. Descubrimos el «Tapiz de Leyners» realizado sobre cartón de Teniers. Fabricado a base de lana y seda en él se representan escenas de campesinos concebidas con un punto de vista bajo, dispuestos en zig-zag.