
Semana Santa
La cofradía más antigua estrena el color verde
La veterana Virgen de los Siete Dolores saldrá de forma excepcional desde la Catedral de la Almudena y se encontrará con otras tres procesiones en la Puerta del Sol

Como cada Semana Santa, las miradas están puestas en el cielo. De la lluvia dependerá que la Virgen de los Siete Dolores salga o no esta tarde a las 19:00 de la Santa Iglesia Catedral de la Almudena. Un hito excepcional, ya que normalmente lo hace desde su sede canónica, la Iglesia Parroquial de Santa Cruz (Atocha, 6). Esto es así, porque la Real Congregación de Esclavos de María Santísima de los Siete Dolores, Santísimo Cristo de la Agonía y Descendimiento de la Santa Cruz ha sido distinguida este año con el privilegio de utilizar la cera verde en su paso procesional, un privilegio que sólo se concede a la congregación o hermandad penitencial más antigua de la Villa o Corte. Antes que ella lo tuvieron las Hermandades de la Paz y Caridad y de Veracruz, y tras su extinción hace cincuenta años –hasta que una no se extingue no puede obtenerlo otra–, esta se ha convertido en la más antigua penitencial que se conserva.
Fue en 1591 cuando se conforma la Congregación, de mano de Fray Domingo de Mendoza y en el Colegio de Santo Tomás. En la actualidad, cuenta con 414 congregados y con el Ilustrísimo Don Carlos Segura y su majestad el Rey Felipe VI, como hermanos honoríficos. De ahí, que esta ostente el Título Real y que debajo del paso aparezcan reflejadas las armas de Carlos III y las Órdenes Religiosas con las que está hermanada. Las camareras son las responsables de vestirla y de que luzca sus mejores galas. La Virgen ostenta el color negro de luto como advocación. Su manto es antiguo, de los años 70, realizado por las madres adoratrices y está bordada en oro. También lo está la saya y los manguitos a juego, algo más modernos. A diferencia de otras vírgenes, esta luce un rostrillo, una pieza creada solo para ella. Mientras, los siete dolores es una pieza que han replicado similar a la que regalaron a la hermandad los plateros de la Villa y Corte de la Cofradía de San Eloy. En sus manos y como no podía ser de otra manera, un rosario en plata y azabache. Por último, la corona de tipo real con esplendor, con estrellas de María con la Cruz en medio, ha sido realizada por Orfebrería Orovio de La Torre en Torralba de Calatrava (Ciudad Real).

«En el caso de que esta tarde llueva de manera ininterrumpida, la Junta de Aguas se reunirá y decidirá si la Virgen sale o no. Es nuestro mayor tesoro y no podemos permitir que se estropee. Tampoco saldrá cubierta de ninguna forma. Por otro lado, si la tormenta nos pillara en la calle, no es un paso demasiado grande, así que nos refugiaríamos en cualquier iglesia o, como nos pasó otro año, en los arcos de la Plaza Mayor», cuenta a este periódico María Luisa Muñoz, Hermana Mayor de la Real Congregación de la Virgen de los Siete Dolores. Es su primer año ostentando este cargo, por lo que para ella es un año doblemente especial. «Llevo vinculada a la Hermandad desde 2017, cuando mi hijo entró como andero de la Virgen. Fue muy especial verle debajo del paso y fue tan emotivo el amor que nos transmitió hacia la Virgen, que no dudé en formar parte de ello», recuerda emocionada. El pasado mes de mayo, los hermanos la votaron como Hermana Mayor , un honor y privilegio para ella como madrileña. «En mi familia hemos sido muy religiosos siempre, pero realmente empecé a vivir la Semana Santa de otra manera cuando entré en la Congregación. Sacar nuestra fe a las calles de Madrid es emocionante y este año, especialmente para mí».

Su hijo, Antonio Delgado, decidió entrar como andero con sólo 18 años. «Siempre he sido católico y me ha llamado la atención la Semana Santa, conocía algunas imágenes, iba a verlas durante estos días, pero no te engancha hasta que no lo vives desde dentro». Fue a raíz de unos amigos que conoció la Hermandad y quienes le impulsaron a unirse. «Es una experiencia muy enriquecedora. Conoces a muchísima gente con un fondo muy humano y que siempre busca hacer el bien y aprendes de arte. Se vive muchísimo durante todo el año, no sólo durante estas semanas». Algo que debe compaginar con su vida y trabajo en Bruselas. «Siempre que hay un acto importante como Semana Santa o la misa del 15 de septiembre, que es el Día de la Virgen, vengo a Madrid. Es parte de mi tiempo libre, de mis vacaciones, pero tienes que estar disponible para todo lo que la Virgen necesite».

Con él, serán 20 los anderos bajo las andas que llevarán a la Señora por las calles. Sus ojos y la responsabilidad de guiarles cae sobre una figura indispensable en cada hermandad: la del capataz. Este año, la de Los Siete Dolores tiene uno nuevo. «Llevo desde los 14 años en el mundo de las cofradías, he sido costalero y capataz en otras hermandades y este año me ofrecieron serlo en esta y es un privilegio para mí», dice Alejandro Suárez. Y es que su nueva Congregación y la Virgen de Los Siete Dolores por las calles aledañas a la Plaza Mayor es de los primeros recuerdos de la Semana Santa de Madrid que tiene. «Cada sitio en la Cofradía o Hermandad tiene su importancia. Al final, lo que estamos haciendo es trabajar por los titulares, da igual dónde estés, es un orgullo», sentencia.

Tanto Delgado como Suárez son ejemplo de que cada vez son más los jóvenes que salen a la calle y viven la Semana Santa. Por quinto año consecutivo, hace un par de semanas, se celebró junto al Cardenal un viacrucis de los jóvenes de Madrid. «Lo organizamos junto a las cofradías, el seminario y los jóvenes de la diócesis. Cada año hace que más gente y otros jóvenes nos conozcan y nos vean no como bichos raros, sino que somos una parte más de la Iglesia», sentencia Suárez. «A día de hoy hay mucho movimiento católico. También en las congregaciones más clásicas está habiendo cada vez mas jóvenes y la Semana Santa es un ejemplo. Hace unos años, cuando salía a la calle era todo gente mayor y ahora cada vez hay más gente joven. Creo que, dentro de la Iglesia, estamos ‘‘haciendo lío’’ como nos pide el Papa Francisco», añade Delgado.
En la Plaza de la Villa tendrá lugar su encuentro con el Cristo de los Alabarderos y, como novedad este año, las cuatro hermandades que salen en Viernes Santo bajarán en procesión hasta la Puerta del Sol donde estará el «lignum crucis», con una oración por las víctimas del terrorismo y de la pandemia.
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