Sucesos
Comerciantes de Lavapiés: «La gente mayor del barrio vuelve a tener miedo»
Hay más policías que nunca, pero la inseguridad no desaparece. «Esto nos recuerda a los ochenta»
El asesinato de Concha vuelve a poner el foco en la inseguridad en la capital. Y más concretamente, en el entorno de Lavapiés. Vecinos y comerciantes quieren huir del alarmismo, y más aún en «caliente». Pero están lejos de sentirse seguros. «Esto me recuerda a los años ochenta, cuando encerraban a mi padre en la tienda para robarle», decía ayer un veterano comerciante de la zona.
María Esteban, farmacéutica y miembro de la Asociación de Comerciantes de Lavapiés, lleva ejerciendo su profesión en la plaza principal desde el año 2008. «Cada vez es más inseguro. Sobre todo desde el desalojo de la casa okupa de La Quimera, que era una demanda de los vecinos. Esas personas no han desaparecido, siguen en el barrio», explica a LA RAZÓN. María se refiere al edificio que fue desokupado, el pasado septiembre, por la Policía Nacional, y en el que vivían sesenta personas. Algunos de sus residentes traficaban con drogas. «No es sólo la venta, es el consumo. Ese problema no desaparece. Se han cerrado narcopisos del polígono Marconi, por ejemplo. Sin embargo, ese caldo de cultivo permanece y muchos de los adictos se han trasladado a nuestra zona. La plaza se ha convertido en un gueto», añade. Afortunadamente, María no ha sufrido una situación tan extrema como la padecida por Concha. Sin embargo, son habituales los «robos de productos» –sobre todo en una farmacia– que después se revenden para obtener droga, así como los «tirones de bolso» dentro del local. «La gente mayor del barrio vuelve a tener miedo. Cuando van a entrar en su portal, se encuentran con tres yonquis en la puerta», relata. Entre otras cosas, porque se han detectado robos con la técnica del «mataleón»: el estrangulamiento a la víctima por la espalda mientras que un cómplice se encarga de robarle aprovechando su inconsciencia. «Son muchos los turistas que, después de visitar el Reina Sofía, acaban en Lavapiés. Y da pena que un sitio con este potencial –es la zona con más galerías de arte y teatros de Madrid– ofrezca esta imagen».
Es cierto que la presencia policial, tanto Nacional como Municipal, es mayor ahora en Lavapiés con respecto a años anteriores. Sin embargo, el problema llega «cuando los agentes se dan la vuelta». «Tener más policía es necesario y disuasorio. Pero el proyecto ha de ser mucho más amplio. Necesitamos un plan global de lucha contra la droga, que englobe al Ayuntamiento, Comunidad de Madrid y Delegación del Gobierno». En ese sentido, se han mantenido «múltiples reuniones» con representantes públicos. Y se seguirán solicitando en los próximos meses desde la asociación.
Uno de los espejos en el que estos comerciantes se miran es Malasaña. «Era otra zona muy afectada por la droga y se rehabilitó. Cuando hay intención, se hace», concluye María.
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