Historia

La Fuente del Rey, el tesoro de Moncloa

Un surtidor escondido, rodeado de carreteras, que debe sus formas al ingenio del arquitecto de la Puerta de Alcalá

Fuente del Rey
Fuente del ReyLR

Es una de las grandes desconocidas entre todas las fuentes de uso público y ornamentales que están diseminadas por Madrid. La Fuente del Rey, que hoy aparece como una pequeña joya al borde de la carretera de Castilla, nació en 1780 sobre un bello y tranquilo paraje rural bajo mandato creativo de Carlos III y bajo la dirección del arquitecto italiano Francisco Sabatini. Un autor este de obras memorables en la capital, como la archiconocida Puerta de Alcalá, parte del Palacio Real o el el monasterio de las Comendadoras de Santiago, además de otras puertas, como la de San Vicente o la del Real Jardín Botánico.

Pero volvamos a esta fuente que nos ocupa. Las transformaciones debidas a las exigencias del tráfico rodado modificaron profundamente esta zona, antes privilegiada confluencia entre las estribaciones del borde nororiental de la Casa de Campo y los albores de los Montes de El Pardo, entre Aravaca y Puerta de Hierro, pero también entre la carretera de La Coruña y la de Castilla. Así, un espacio campestre por aquel entonces, en los tiempos de su creación, que nació para el reposo y la contemplación, así como para el abastecimiento de agua del viajero y de los habitantes de Aravaca, se ha visto hoy en día transformado. Rodeado de carreteras y un tanto aislado para todo aquel que quiera visitarlo y rememorar los tiempos de su construcción.

Este hecho urbanístico, relacionado con la movilidad de hoy en día, contribuyó a un progresivo deterioro de la fuente y de su peculiar recinto semicircular. De ahí que hubo que reubicarla diez metros hacia el interior, apartándola de la carretera. Para ello fue necesario su desmonte y posterior montaje en una operación de anastilosis: desmontaje de sillares, apilamiento, limpieza, reconstrucción, nueva fontanería, etc., tareas todas ellas efectuadas en 2003 por la Compañía Internacional de Construcciones y Diseños. Y todo esto tras la iniciativa municipal demandada por Ecologistas en Acción, que pretende crear en este entorno un itinerario histórico-cultural. Algo que está por ver que fragüe, ya que este espacio sigue siendo desconocido por muchos.

Respecto a su factura, la fuente se articula alrededor de un cuerpo central, consistente en un prisma cuadrangular de piedra de granito. Su frontal presenta diferentes molduras, entre las cuales asoma la cabeza de un león, en cuya boca hay instalado un caño. Éste arroja agua sobre un pequeño pilón semicilíndrico, que se encuentra debajo las fauces del animal.

El monolito está rematado con una cornisa, de saliente muy pronunciado.

En la parte superior de ésta, descansa un dado de caliza, en el que figura la siguiente inscripción: FUENTE DEL REY, AÑO DE 1780.

En la coronación, hay instalado un reloj de sol, formado por una esfera de piedra, que aparece suspendida sobre una barra metálica, dispuesta verticalmente. La luz solar divide el globo en dos mitades, una iluminada y otra en sombra. Si se dibuja un círculo máximo paralelo al Ecuador y se marca de 15º en 15º se construye un sencillo reloj solar. No se necesita gnomon sino marcar la hora para ser leída en el límite iluminado.

El conjunto se completa con dos enormes pilas con planta de arco, que se extienden a ambos lados del cuerpo principal. Reciben el agua de dos caños, ubicados en los costados del monolito, y la depositan a dos pilones semicilíndricos, situados en los extremos. En total se contabilizan cinco caños y cinco vasos (pilas). Todo un alarde de la época y fundamental para que cumpla su requisito más relevante: poder hacerse con agua que llevar a casa.

De todos los relevantes monumentos que tiene Madrid es éste uno de los más «complicados» de visitar. Para algunos, el más.

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