Cultura

La «gata» que lleva décadas poniendo voz a las fiestas madrileñas

Mari Pepa de Chamberí ha consagrado su carrera recuperar la música castiza para las nuevas generaciones. Estos días actúa en la plaza de la Paja con motivo de la Virgen de la Paloma

Mari Pepa de Chamberí ha recuperado la música castiza madrileña
La artista, vestida de chulapa, en una de sus numerosas actuaciones en MadridLa Razón

Había grabado boleros, canciones de inspiración latina e incluso puso letra a temas de Beethoven y Mozart. Y siempre con un gran éxito. Sin embargo, afincada ya en Ámsterdam, y con un contrato discográfico bajo el brazo, descubrió que la morriña no es sólo patrimonio de los gallegos. Echaba de menos su tierra desde un punto de vista personal, pero también artístico. Fue entonces cuando María Pilar –su anterior nombre artístico– se convirtió en Mari Pepa de Chamberí. A partir de ahí, asumió un reto y una ilusión: abrir el baúl de la música castiza y recuperarla para las nuevas generaciones. Durante estos días de celebración de la Virgen de la Paloma, todos aquellos que se acerquen a la Plaza de la Paja lo podrán comprobar de primera mano, con Mari Pepa entonando, a las 00:00 horas, la salve en honor a nuestra patrona popular.

«Cabeza de ratón»

«¡Estas loca!», confiesa que le dijeron sus conocidos cuando les anunció el nuevo rumbo artístico que quería tomar. «Yo sabía que tenía menos salidas dedicarse a un tipo de música mucho más local. Pero decidí ser cabeza de ratón antes que cola de león», afirma en conversación con LA RAZÓN. «Lo dejé todo por la música madrileña. Veía cómo se había quedado relegada a cosas muy concretas, como actividades para personas mayores. Y quise demostrar que esta música no era sólo para ellos, sino para todo el mundo», añade. Así, comenzó a grabar su nuevo repertorio... con una banda de músicos suecos, «guapísimos, de largas melenas y rubios como la cerveza». Fue con ellos cuando comprobó que los sones castizos podían también enamorar a los más jóvenes. «Al principio, los espectáculos eran de un purismo total. Poco a poco, la puesta en escena fue cambiando, con la incorporación de luces, humo y poniéndonos al día».

Hija de Juan José, tanguista y admirador de Carlos Gardel, y Pilar, amante de la zarzuela, Mari Pepa dio sus primeros pasos artísticos junto a su hermana Elvira, cantando ambas en un programa de radio. Dio el gran salto al frente del trío Los Iguazú, con los que dominó el folclore latino. Sin embargo, su corazón le acabó llevando de nuevo a su Madrid natal. Su disco «La movida del mantón» era toda una declaración de intenciones, con temas populares y composiciones propias, entre las que destaca su chotis «Gato madrileño».

Cuando le preguntamos desde cuándo pone letra y música a las fiestas tradicionales de Madrid –dos de mayo, San Isidro, Virgen de la Paloma...–, Mari Pepa tarda en responder. Finalmente, echamos cuentas: algo más de treinta años. Muchos patrones y patronas han pasado por su boca. De hecho, en las primeras ediciones, actuó en la Plaza Mayor, donde no cabía un alfiler. «La plaza era la cuna de la música castiza», afirma.

Fue entonces cuando Mari Pepa unió talento y una gran amistad con otro de los emblemas de la cultura madrileña: Gloria Fuertes. La poeta escribió los textos de dos de sus canciones y prestando también su voz en un disco que, a modo de agradecimiento, se llamó «Llena de Gloria». Del mismo modo, tuvo la oportunidad de actuar junto a Luis Aguilé en el espectáculo «Viva la Gran Vía», creado por él compositor como homenaje al centenario de la avenida madrileña por excelencia. Además, la cantante llevó el casticismo musical más allá de nuestras fronteras con «El sentir madrileño», espectáculo que presentó en Argentina, en la sala «Clásica y Moderna» de Buenos Aires, de la mano de Susana Rinaldi. Desde entonces, ha estado muy vinculada artísticamente con el país sudamericano.

Cuenta en Spotify

La pregunta es, ¿nota Mari Pepa que los jóvenes «entran» en los chotis, pasodobles y pasacalles? La respuesta la está obteniendo estos días. «En los conciertos de la salve en la plaza de la Paja me ha chocado ver a varios grupos de gente jovencísima, dando unos ‘‘viva Madrid’’ que te dejaban sorda... El pasado domingo, unos chavales de 18 años me preguntaron por mi Spotify. Y ahí lo tenían. Hay que irse actualizando, poniendo granitos de arena. Con esta música se puede llegar al público más joven», dice. No quiere –ni puede– decir más, pero avanza, muy tímidamente, que está detrás de un «proyecto interesante y muy novedoso» en ese sentido.

Desde luego, el escenario con el que cuenta, y su contexto, son inmejorables para plasmar todo ese sentir madrileño. «Para mí, la Paloma, representa muchísimo. Supone ensalzar ese sentimiento y cariño castizos por ella, la patrona popular elegida por el cariño de los madrileños. No fue algo que vino impuesto».

Hoy, en una edición más, Mari Pepa acudirá a la Parroquia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, donde entonará el Padre Nuestro y la salve frente al retrato de la patrona. No en vano, se trata de otra de las tradiciones madrileñas por excelencia. Porque hoy es el día grande: como preludio a la misa mayor, se llevará a cabo la ofrenda floral a la Virgen, en la fachada del Colegio La Salle-La Paloma. Y después, tendrá lugar uno de los momentos más emotivos: la bajada del cuadro de la Virgen por parte de un piquete del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid.

Un «silencio sepulcral»

«El domingo, tras el concierto tributo a los Hombres G, se sacó el retrato a la calle. Y todo se sumió en un silencio sepulcral. Es muy bonito mantener esa costumbre», dice Mari Pepa, que tuvo la oportunidad también de demostrar su agradecimiento a los bomberos madrileños dedicándoles su pasodoble «Héroes de Madrid». Por otro lado, y en la misma parroquia donde cantará hoy, presentó en 2019 su trabajo «Música y Liturgia», diez cantos para la Santa Misa, firmados por ella y presentados tras una eucaristía presidida por el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. En resumen, una relación muy íntima con nuestra ciudad, que tuvo como uno de sus puntos álgidos la bendición del agua de la fuente en la Ermita de San Isidro, en mayo de 2017, acto en el cual Mari Pepa ejerció de madrina.

«Debe escucharse más»

Con todo, la artista no sólo quiere que la música castiza suene en las fiestas populares como las que están teniendo lugar estos días en las Vistillas. Mari Pepa es muy reivindicativa al respecto. «Hace falta programar mucha más música en Madrid. Y nos faltan programaciones grandes e importantes en la región. Es algo nuestro, son nuestras señas de identidad, y debería sonar todo el año. Hay gente de fuera, que viene a visitar Madrid y, cuando me preguntan dónde pueden ver un espectáculo castizo... no les puedo decir ninguno, porque no los hay. No sólo en la capital: en esos 179 pueblos tan bonitos de la Comunidad, también pueden programarse. Puede ser en centros culturales, en plazas públicas, fuera de Madrid capital... Esta es una música que le gusta a todo el mundo». De hecho, es en esos lugares donde Mari Pepa despliega su pasión por la música el resto del año, cada vez que surge la oportunidad.

El hecho de que en Madrid haya pocos «gatos», esto es, hijos de madrileños, debido a que la región siempre ha sido tierra de acogida, ¿puede haber influido para que la música más popular no haya «penetrado» en mayor medida en las generaciones posteriores? Mari Pepa no lo cree. «Es verdad que hubo muchos desplazamientos. Muchos madrileños salieron, pero después volvieron. Además, el que vive en Madrid ya se siente madrileño. Nadie se siente extraño. Cuando les preguntan de dónde son, responden que ‘‘de Madrid’’. Y luego, más bajito, añaden el lugar donde han nacido».

En las primeras filas

Mari Pepa nota que a los jóvenes les despierta curiosidad su música. «Tanto en colegios como a los jóvenes, les hace ilusión escucharla. Cuando actúas, los ves en las primeras filas, cantando y coreando los estribillos». Eso sí, hay que saber cómo llegar a ellos. «No con un cuplé triste, sobre que te han abandonado y demás... Pero, por ejemplo, sí puedes ganártelos con temas como ‘‘La chica del 17’’. Hay mil canciones. Con ese repertorio, y con ese escenario, te los llevas de calle», concluye. Para ello, antes debe familiarizarse a los más pequeños con la música más tradicional y de mayor arraigo. Y es que, si lo hacen en otras comunidades autónomas, y además con éxito, ¿por qué íbamos a ser nosotros menos?