Historia

La primera civilización de Occidente está en Madrid

Hasta el mes de septiembre estará disponible la exposición «Los últimos días de Tarteso», en el Museo Arqueológico de Alcalá de Henares

Exposición sobre la civilización de los Tartesos en Alcalá de Henares.
Exposición sobre la civilización de los Tartesos en Alcalá de Henares. © Jesús G. FeriaLa Razón

Alcalá de Henares acoge la primera exposición de alto nivel dedicada a la realidad tartésica. Hablamos de realidad porque mientras que antaño el término Tarteso implicaba relación con lo mitológico, ahora se sabe que muchas de esas leyendas tenían un origen existente. Aquí está representada la escena mejor documentada de la Biblia: las hecatombes previas a la muerte.

Tras el descubrimiento del yacimiento de Casas de Turuñuelo (Guareña, Badajoz), se hallaron inéditas técnicas constructivas, el imponente sacrificio de animales o magníficos materiales de importación recuperados, entre otras cosas. Tanto es así que se trata de una excavación con repercusión a nivel mundial con Premio Nacional de Arqueología. Gracias a estos hallazgos y a la cesión de las mejores joyas de los museos arquitectónicos de Mairena, Huelva o Portugal, hoy se puede conocer, en forma de 230 piezas, la historia de una cultura que perduró durante siglos.

Primera civilización occidental

Y si todavía no había suscitado interés esta parte de nuestro pasado, no cabe duda de que ahora lo hará, pues fue la cultura que impregnó hasta el siglo V el sur de la Península, en el Guadalquivir, hasta llegar a Extremadura, Toledo e incluso Portugal. El comisario de la exposición, Enrique Baquedano, ha explicado a LA RAZÓN la importancia de contar con esta oportunidad en Alcalá de Henares: «Es la primera civilización occidental citada en las fuentes clásicas, en concreto por los griegos. Y nunca antes se había hecho una exposición sobre tartesios». Aunque veamos en otras fuentes escrito «Tartessos», desde 2011 la comunidad científica aceptó «Tarteso» como correcto en el castellano.

Exposición sobre la civilización de los Tartesos en Alcalá de Henares.
Exposición sobre la civilización de los Tartesos en Alcalá de Henares. © Jesús G. FeriaLa Razón

En esta sala se centran en los últimos días de Tarteso, desde la llegada de los fenicios a la Península Ibérica en el siglo IX hasta finales del siglo V. La primera parte comienza con ese Tarteso imaginado que recurre a los mitos más populares, siempre centrados en la liberación de los territorios de seres maléficos que impedían el desarrollo de la civilización. El caso más conocido es el de Gerión, el monstruo de tres cabezas cuyos bueyes fueron robados por Hércules para solventar su Décimo Trabajo. Hércules fue uno de los personajes principales, mostrado como un semidios y siempre representado con la clava o piel de león.

Posteriormente, dejando la fantasía a un lado, la exposición se adentra en las últimas actualizaciones sobre Tarteso. En un principio se identificaba con una ciudad, hasta llegar al consenso presente que considera Tarteso como el resultado de la amalgama entre los grupos de origen mediterráneo que se establecieron en las costas del sur y las comunidades indígenas. Cádiz fue el origen donde desembarcaron los fenicios, allí establecieron relaciones con los indígenas. George Bonsor y Adolf Schulten fueron los pioneros en apostar por estos estudios que apuntaban a la historia real. Por ejemplo, en lugares como Mairena o Carmona (Sevilla, Andalucía) se descubrió una gran ciudad que ahora es el Parque de Doñana. También, en los años sesenta localizaron el Tesoro del Carambolo (Camas, a tres kilómetros de Sevilla): un conjunto de piezas de cerámica y oro. Esto explica uno de los objetivos principales de los fenicios, que fue ir a la Península en busca de oro, cobre y más tarde bronce. De hecho, todavía hoy se estudia el alfabeto que trajeron los fenicios. Así, se confirma que los tartesios fueron el resultado de una fusión cultural de los poblados y las gentes provenientes de Cádiz y Huelva junto con la llegada de las colonizaciones fenicias.

Los tesoros más reseñables que puedes ver en esta exposición son las cerámicas o elementos egipcios como representaciones orientales de los fenicios, material de oro o las espadas de lengua de carpa encontradas en la ría de Huelva. «A los antiguos guerreros no se les incineraba ni enterraba, sino que se les echaba a la ría acompañados de sus espadas», explica el comisario. La capacidad artesanal no solo se demostraba en la cantidad, también en la belleza. «La filigrana es tan importante como el oro», añade Enrique Baquedano.

La Biblia en Alcalá de Henares

Lo que justifica «Los últimos días de Tarteso» (disponible hasta septiembre) son, especialmente, las Casas de Turuñuelo. Eran santuarios palaciales donde vivía un jefe con un gran patio en el que se realizaban actividades de naturaleza comercial. Aquí está el reflejo de la hecatombe previa a la muerte y, a través de un vídeo de la reconstrucción en 3D puede apreciarse en primera persona. Más de 50 herbívoros como caballos o asnos y algunos bóvidos eran quemados en una especie de ritual. «Nunca se ha descubierto un caso tan claro como este, lo leemos en la Biblia y se refleja en hechos reales», apunta el comisario de la exposición. En dicha reconstrucción se distingue cómo se amortizaban estos terrenos con un rellenado de arena. «Es un montículo artificial que puede parecer natural por su gran tamaño, pero no lo es», aclara Baquedano.