Historia

Los seis polémicos leones que ha tenido el Congreso: de "perros rabiosos" a la leyenda urbana

Han dado lugar a numerosas anécdotas y chistes

GRAF9353. MADRID, 15/03/2022.- Un operario utiliza agua a presión para limpiar uno de los leones del Congreso, este martes. Un "excepcional" episodio de polvo procedente del desierto del Sahara se registra este martes, intensificada su presencia debido a la lluvia, en varias provincias de la península Ibérica, un fenómeno que no se producía con esta intensidad desde hacía varias décadas. EFE/ Chema Moya
Un operario utiliza agua a presión para limpiar uno de los leones del CongresoChema MoyaAgencia EFE

Los leones de bronce del Congreso guardan tras de sí una historia de cambios y críticas. Dos custodian la sede de la soberanía nacional y se han convertido en un símbolo de la institución y de la ciudad de Madrid. Sin embargo, estos leones no son los originales ni los únicos que han ocupado su lugar a lo largo de la historia. Desde su construcción en el siglo XIX, el edificio ha visto pasar por su entrada principal hasta seis leones diferentes, cada uno con su propia historia y sus propias polémicas.

El primer encargo de leones se hizo al escultor Ponciano Ponzano, autor también del frontispicio del palacio, pero por falta de recursos económicos, los hizo de yeso pintado imitando al bronce. Estos leones se colocaron en 1851 con una ovación general, pero al cabo de un año, el yeso se deterioró y los leones presentaron un aspecto deplorable. Las críticas de la prensa y de los ciudadanos fueron tan duras que se decidió retirarlos y sustituirlos por otros de material más noble y duradero.

El segundo encargo se hizo al mismo Ponzano, pero como dio un presupuesto muy elevado, se recurrió a otro escultor, José Bellver, que diseñó dos leones de piedra pequeños, que según la opinión popular, parecían más perros rabiosos que fieros félidos. Estos leones tampoco gustaron y fueron retirados al poco tiempo. Actualmente, se encuentran en los Jardines de Monforte en Valencia.

El tercer y definitivo encargo volvió a recaer sobre Ponzano, que esta vez utilizó el bronce de cañones de la Guerra de África fundidos en Sevilla. Estos leones se colocaron en 1872 y desde entonces han permanecido en su sitio, salvo en algunas ocasiones especiales, como cuando se les puso unas gafas para leer el Quijote en el centenario de Cervantes o cuando se les cubrió con una lona durante la Guerra Civil para evitar que fueran dañados por los bombardeos.

Los leones del Congreso reciben popularmente los nombres de Daoíz y Velarde, los héroes del levantamiento del Dos de Mayo, aunque las fuentes señalan que en realidad representan a Hipómenes y Atalanta, personajes de la mitología griega. Son un referente de la cultura y el humor madrileños, que han dado lugar a numerosas anécdotas, chistes y leyendas urbanas, como la de que a uno de ellos le faltan los testículos o la de que rugen cuando hay pleno.

Los leones del Congreso son, en definitiva, una parte esencial de la historia y la identidad de España, que han visto pasar por sus puertas a generaciones de políticos, periodistas, manifestantes y turistas, y que han sido testigos de los momentos más importantes y convulsos de la democracia española.