Sociedad

Cumbre del Clima de Madrid

Las emisiones mundiales aumentaron (otra vez) en 2019

Pese a las múltiples cumbres, los niveles de CO2 subirán un 0,6% respecto a 2018, según la proyección de Global Carbon Project. La OMM también estima que se incrementarán

Recreación de los niveles de contaminación de varias ciudades en la COP25, en Madrid. En la imagen, la polución de Nueva Delhi
Recreación de los niveles de contaminación de varias ciudades en la COP25, en Madrid. En la imagen, la polución de Nueva DelhiLuis DiazLa Razón

Ya lo dijo el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, «o ponemos fin a la adicción al carbono o todas las medidas en la lucha contra el cambio climático fracasarán». Si hace una semana la Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunciaba que la concentración de CO2 había alcanzado un nuevo récord, 407,4 partes por millón en 2018, un nuevo informe publicado por Global Carbon Project avanza que vamos a peor. Así, mientras políticos y técnicos debaten en la cumbre del clima en Madrid a qué comprometerse para llegar a la siguiente COP en Glasgow con los deberes avanzados, lo cierto es que se prevé que las emisiones mundiales aumenten un 0,6% este año. Puede parecer que no es mucho, el problema es que deberían estar reduciéndose un 7,6% al año de aquí a 2030 para tratar de contener el aumento de temperatura a 1,5º respecto a los valores preindustriales. Unos datos nada halagüeños porque pese a la disminución del consumo de carbón, las emisiones siguen aumentando por el mayor uso de gas natural y petróleo. La OMM compartió ayer esta misma estimación: «Las cifras medias oficiales de 2019 no estarán disponibles hasta finales de 2020, pero los datos en tiempo real de varios enclaves indican que los niveles de CO2 siguieron aumentado en 2019» y todo ello pese a las múltiples cumbres, acuerdos y compromisos.

Un aumento que si bien es más lento que el registrado en 2018, pero que indica que seguimos avanzando en la dirección equivocada dado que los gobiernos deberían descarbonizar su economía rápidamente, dejar de subvencionar los hidrocarburos, cambiar, en definitiva, el modelo de energético. El gas natural, pese a ser el hidrocarburo que menos CO2 emite, ha sido el que más ha incrementado las emisiones globales desde 2012. «Su uso constante simplemente cocina el planeta más lento que el carbón», precisa Glen Peters, del Centro para la Investigación Internacional del Clima de Oslo (Cicero). «Puede haber alguna reducción de emisiones a corto plazo por usar gas natural en vez de carbón, pero este consumo debe eliminarse rápidamente para cumplir los objetivos climáticos», añade.

Por tipo de combustible se estima que las emisiones por el uso del carbón disminuirán un 0,9% este año. El problema es que las de consumo de petróleo crecerán en ese mismo porcentaje y las de gas natural, un 2,6%. Esa menor tasa de crecimiento de las emisiones se debe a una disminución significativa del uso de carbón en la UE y en EE UU, así como a un crecimiento, aunque más lento, del uso del carbón en China y la India respecto a años previos. Ese aumento desacelerado de las emisiones se debe también al periodo de menor crecimiento económico en el que estamos: «Durante la mayor parte de 2019 parecía que el uso del carbón crecería a nivel mundial, pero un crecimiento económico más débil de lo esperado en China e India, y un año récord de producción de energía hidroeléctrica en India causado por un fuerte monzón cambió estas perspectivas», precisó Robbie Andrew, investigador del citado centro.

Los científicos recuerdan que las emisiones de origen fósil (combustibles, industria y cemento) crecieron un 3% anual en la década de 2000. Tras una desaceleración volvieron a crecer: en 2017 (1,5%), 2018 (2,1%) y en 2019 (0,6%). ¿El motivo? Que casi todos los países han contribuido a dicho aumento; ya sea porque emiten más o porque reducen menos de lo que deberían. Así, en EE UU han disminuido un 1,1% al año desde que alcanzaron el pico en 2005, y esa tendencia continúa en 2019 con una disminución del 1,7%. En el caso de la UE nuestras emisiones han disminuido en torno a un 1,4% por año en la última década y se prevé que en 2019 se reduzcan un 1,7%. Y no bajan más porque, pese a que el consumo de carbón cae un 10%, aumentó, en cambio, el de petróleo y gas natural. De ahí que la tasa de reducción de emisiones sea más baja que en 2018 (-2.1%).

China e India, bajo la lupa

China tuvo un bajo crecimiento y una disminución inesperada de las emisiones entre 2014 y 2016, pero en 2017 y 2018 aumentaron un 1,7% y un 2,3%, respectivamente. En 2019, se espera que suban un 2,6%, y podría haber sido peor si no fuera por la desaceleración económica. «Había esperanza de que China se alejara del uso del carbón, pero este consumo continúa creciendo», afirma el investigador Jan Ivar Korsbakken. «China –prosigue– utiliza la mitad de todo el carbón, y parece que lo seguirá haciendo en los próximos años». Y eso pese a haber incrementado la producción de energía renovable y nuclear. En India, las emisiones han crecido un 5,1% por año durante la última década, pero se espera que este año suban menos: 1,8% debido a que la situación económica ha llevado al país a un incremento del consumo de petróleo y gas natural más lento.

Ante este panorama se estima que la concentración de CO2 subirá 2.2 ppm en 2019 hasta llegar a las 410. Urge cambiar ya de modelo productivo. Los investigadores que han elaborado este estudio, publicado en «Nature Climate Change», «Environmental Research Letters» y «Earth System Science Data», concluyen que las políticas gubernamentales actuales son insuficientes en la lucha contra el cambio climático. Y van más allá: el crecimiento de las tecnologías bajas en emisiones (solar, eólica o los vehículos eléctricos) solo han ralentizado el crecimiento de las emisiones mundiales, y eso en el mejor de los casos.

En cualquier caso se trata de una estimación, la primera que se hace para analizar las emisiones de este año. Lo que deja claro es que no vamos por el camino correcto. «A pesar de la retórica política y el rápido crecimiento de las tecnologías bajas en carbono es probable que las emisiones mundiales de CO2 de origen fósil sean más de un 4% más altas en 2019 que en 2015, cuando se adoptó el Acuerdo de París», añadió Peters.