Sección patrocinada por
Medio Ambiente
90 días de oscuridad
El Sol sostiene la vida en la Tierra y cuando no hay esa vida se apaga. Sin sus rayos, el planeta se enfría hasta, tras un año sin luz, llegar a -50 bajo cero, congelándose los océanos, llegando a convertirse en bola de nieve. Pueblos que viven muchos días del año a oscuras recurren a programas de luminiscencia para sobrellevar la eterna noche. El caso más llamativo es el de Rjukan, en Noruega, que usa un sistema de heliostato de espejos para atenuar las consecuencias de vivir día tras día sin el astro rey. En Barrow, Alaska, están dos meses en la más completa oscuridad, y otros treinta días en semi-penumbra. Ocurre igual en numerosas localidades cercanas a los Polos. Uno de los principales problemas allí, en estas fechas, es de salud. Cuanto más tiempo sin luz, mayor deficiencia de vitamina D. Hay hoy una auténtica epidemia de falta de esta vitamina. En todo el mundo, pero en tales latitudes mucho más. Los esquimales lo suplen comiendo pescados azules, generalmente crudos. Sólo la estrella reina y esos peces nos aportan tal nutriente, cuya ausencia desencadena patologías autoinmunes, fracturas de cadera, osteoporosis o pérdida de masa muscular. Por no decir la depresión de pasarse todo el día y toda la noche sin ver un solo rayo de luz solar.
✕
Accede a tu cuenta para comentar