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Medio Ambiente

Roberto Brasero Periodista y presentador del tiempo: «Mi jardinero me llama para saber si pone el riego o no»

Roberto Brasero, presentador del tiempo de Atresmedia
Roberto Brasero, presentador del tiempo de AtresmediaGonzalo Pérez MataLa Razón

A Roberto Brasero (Talavera de la Reina, 1971) le han definido como «el showman de la isobara» o el hombre que cambió la forma de hacer meteorología. Él mismo se describe como un periodista de formación y vocación. Recibió la Antena de Oro en 2018 por marcar estilo en «Tu Tiempo con Roberto Brasero» de Antena 3. En la actualidad, muestra una nueva faceta alejada del cielo en «Mundo Brasero», que se estrenó el 8 de mayo y se emitirá los domingos a las 19:40 horas.

¿Le paran por la calle y le piden más el tiempo que la hora?

Sí (risas). «¡Brasero! ¡Que va a llover!». Los mayores quieren conversar sobre el tiempo, pero los jóvenes me piden selfies.

¿Dejará la meteorología y dará el salto a la moderación de programas?

¡Paso a paso! En Mundo Brasero puedo compatibilizar la información del tiempo –que no abandonaré salvo un día que descanse–, con otros temas que me apasionan como el medio ambiente, la naturaleza, viajar, la salud y el bienestar. Es como un sueño hecho realidad. Puedo hacer algo nuevo sin abandonar ni el trabajo diario, ni la responsabilidad que tengo con los espectadores que nos siguen en Tu Tiempo.

En el primer programa ya sale montado en el molino de viento más grande de Europa.

Cuando me dijeron «vas a tener un nuevo reto, quizá te dé un poco de vértigo» pensé: «Bueno, un programa lo hacemos entre muchos». Pero me dijeron: «No, no, el reto es subirte ahí arriba, al aerogenerador, y empezar por todo lo alto». Por el programa, la información, la divulgación y el entretenimiento, yo estoy dispuesto a viajar al cielo y más allá.

¿Nos preocupa más el tiempo porque viajamos más?

Lamentablemente la pandemia nos ha enseñado que hay otros factores de los que depende el turismo mucho más allá del tiempo, de si llueve o hace frío en aquel lugar que visitamos. Pero pienso que, efectivamente, el tiempo meteorológico nos preocupa porque se trata de una manera de intentar aprovechar el tiempo cronológico del ocio y de las vacaciones, cada vez más escaso y por lo tanto también más preciado.

Imagino que sus conocidos y familiares le arrollarán cuando se van de viaje...

Sí, y no únicamente mis amigos. El jardinero de mi urbanización me llama para saber si pone el riego o no. Me preguntan hermanos cofrades de las cofradías de Semana Santa. Este año me han llamado de los Ayuntamientos para saber si sacaban la cabalgata de Reyes... Imagínate la responsabilidad.

¿Lleva mal fallar pronósticos?

Sí, sí. Me molesta. Lo llevo fatal. En los pronósticos siempre hay un margen de incertidumbre a pesar del avance de los modelos. Hay algunas veces que ves muy clararamente que ese fenómeno no va a pasar, no has puesto énfasis en él y acaba ocurriendo. Los años me podían hacer llevarlo mejor, pero no. Cuando se me escapa alguno me enfada mucho, y lo siento como propio, aunque no lo es. Estoy un poco malhumorado en la cena, no hablo, le sigo dando vueltas... Vamos, que si mis amigos me ven cabizbajo, no recurren al clima cuando nos vamos de cañas. Es que me duele no haber contado bien el tiempo.

Pero alguna vez se habrá alegrado de equivocarse...

Lo confieso. ¡Pero es que las alertas rojas son muy peligrosas! Por eso, me alegra errar en los pronósticos de lluvias fuertes.

¿Cada vez serán más usuales, con el cambio climático?

Ya lo son. El problema es que una lluvia torrencial o una ola de calor intensa de las de ahora pueden ser las más liviana en un futuro. Según los expertos, se incrementarán las temperaturas y será más fácil alcanzar los 47 grados, y superarlos en verano, y estas olas se repetirán con más frecuencia, tendremos tres en agosto. No podríamos salir a la calle, afectaría a cultivos agrícolas y a muchos sectores.

¿Se nos acaba el tiempo?

Sí. Postergar es algo muy del ser humano, pero los problemas más difíciles no se solucionan solos. No tenemos un tiempo infinito para arreglar el clima, que estamos estropeando entre todos. ¡Pidamos acción!