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Medio Ambiente

La energía hidráulica sin fin

Atalaya Generación sitúa el bombeo reversible como solución de almacenamiento masivo y económicamente viable

Balsas de las antiguas minas de Estercuel en Teruel, energía hidráulica
Balsas de las antiguas minas de Estercuel en Teruel, energía hidráulicaLa RazónLa Razón

Junto a la más conocida energía hidráulica, que genera electricidad a partir del salto de agua desde un embalse o de un río a una turbina situada en la base, hay otra tecnología también basada en la utilización de agua, que hace lo mismo pero utilizando la misma agua una y otra vez indefinidamente.

Esta tecnología tiene la característica de que, además de estar disponible como respaldo de otras tecnologías renovables, no depende de la mayor o menor disponibilidad de agua que pueda haber en situaciones de sequía, porque emplea agua almacenada y movida en un circuito cerrado.

Las previsiones del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) contemplan que esta sistema crezca desde los 3.331 MW de potencia instalada actualmente en España, hasta casi 7000 MW.

Por ello, prácticamente todas lasempresas eléctricas están abordando proyectos de este tipo y, de hecho, en el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, (MITECO) en 2021 se presentaron más de 20 proyectos de nuevas centrales hidráulicas reversibles para su evaluación ambiental.

Varios de estos proyectos son de la aragonesa Atalaya Generación. Su director, Pedro Machín, explica las características de una instalación de energía hidráulica reversible, o de bombeo: «Consiste en dos embalses de agua situados a distintos niveles, en general unos 300 metros de desnivel, para crear un salto lo más vertical posible. En esos embalses se acumula el agua, que se habrá llevado allí desde algún río cercano. Dependiendo de cada proyecto concreto, como media los estanques tienen una superficie de unas 20/30 hectáreas y una profundidad de 10 metros».

Construir los embalses requiere un importante movimiento de tierras, de las que una parte se emplean en la propia instalación «como taludes para elevar todo el perímetro exterior del embalse, de manera que en realidad no se excava la totalidad de la profundidad necesaria. Y también se utilizan en reforestaciones o en restauración de zonas degradadas, minas u otras infraestructuras en mal estado o en desuso».

Por otra parte, las conducciones de agua que unen un embalse y otro son un circuito cerrado y subterráneo, por lo que reduce mucho su impacto ambiental, incluido el paisajístico.

Una vez construidos, los embalses se llenan y cada vez que se requiere generar energía se deja caer agua del superior al inferior haciéndola pasar por una turbina donde se genera electricidad. Tras ello, «se vuelve a bombear al embalse superior donde queda a la espera de un nuevo uso. Es un sistema que optimiza al máximo el recurso en el que se basa».

Disponer de este agua embalsada permite reservarla en los momentos de menor demanda y aprovecharla en los de mayor consumo, como respaldo de otras fuentes que no permiten almacenar energía. Otra ventaja de esta tecnología es la autonomía que aporta al sistema eléctrico, porque «en un escenario de cambio climático y episodios de sequías, cada vez más frecuentes, y de variaciones en los caudales de los ríos, ese volumen de agua siempre está disponible. Tan solo hay que reponer anualmente lo que se pierda por evaporación, un porcentaje muy pequeño del volumen total».

Para Machín, además de las ya expuestas , la hidráulica reversible, presenta una serie de ventajas adicionales, como «ser una tecnología ya madura, española y europea, la mayor parte de la obra revierte en el territorio y puede instalarse cerca de áreas industriales locales, incluso para crear comunidades energéticas. Pero, seguramente lo más importante, -enfatiza- es que en un contexto como el actual de inestabilidad geopolítica e incremento de precios de los combustibles fósiles y, sobre todo, en el actual proceso cambio climático y de transición energética, responde a las necesidades de almacenamiento masivo y económicamente viable, al estar hibridado con otras tecnologías renovables. Es como una batería gigante».

La ventaja y diferencia competitiva de la hidráulica reversible como tecnología de almacenamiento, para Pedro Machín radica en que «a diferencia de las baterías de litio, el hidrógeno verde y otros sistemas, es que ya está desarrollada; tiene una visa útil larga ya que pueden alcanzar hasta 75 años; los plazos administrativos para la construcción de centrales son totalmente compatibles con los objetivos del PNIEC y pueden estar operativas antes de 2030».

Atalaya Generación tiene ocho proyectos en cartera, cartera, en Aragón, Castilla y León y Navarra. Para la compañía, estos desarrollos suponen la apertura a un área nueva de negocio en el sector de las renovables, en el que ya están posicionados con el desarrollo y construcción de parques fotovoltaicos y eólicos con una generación de 3.000 MW.