Sección patrocinada por
Ecologismo
Toallas, bikinis y juguetes de playa reciclados: la segunda vida de los envases en verano
En tu bolsa de playa hay multitud de objetos que siempre te acompañan en época estival y que podrían estar hechos de envases reciclados. Optar por ellos a la hora de comprar impulsa la economía circular y ahorra recursos al planeta
Ha llegado el verano. Es hora de preparar la bolsa de piscina, buscar la toalla de playa, recuperar las gafas de sol y hacerse con un bikini o un bañador. Pero hay algo que quizá no sabías sobre los objetos más típicos de esta época del año: una gran variedad de ellos están hechos de material reciclado, en muchos casos gracias a los envases de plástico, latas y briks que la ciudadanía deposita en el contenedor amarillo.
En concreto, cuatro de cada cinco personas en España, es decir, el 82,9% de las encuestadas declaran tener, de media, 3 cubos o espacios en casa para reciclar, según el estudio «Hábitos de la población español ante el reciclaje» del instituto Catchment para Ecoembes. Esto repercute en la disminución de la extracción de nuevas materias primas y ahorra emisiones de CO2, agua y energía. Toma buena nota porque hay más objetos «veraniegos» hechos a partir de residuos de los que imaginas.
Desde flotadores a juguetes de playa, pasando por las gafas de snorkel, todos pueden estar confeccionados a partir de envases reciclados procedentes de nuestros hogares o recogidos del mar. Primero, quizá convenga señalar uno de los más esenciales aunque también discretos: la botella de agua. Multitud de marcas como Bezoya o Auara ya comercializan botellas de plástico 100% reciclado (rPET). La segunda, además, es una firma española de carácter social que destina todos sus dividendos a realizar proyectos de agua y saneamiento en países menos desarrollados.
En este caso, una botella reciclada en el contenedor amarillo se convierte en una nueva botella, pero hay transformaciones más sorprendentes, como la de la ropa de baño. Marcas españolas como Oysho, Now Then, All Sisters o el proyecto «Upcycling the Oceans» de Ecoalf y Ecoembes suman varias temporadas reciclando basura marina y convirtiéndola en bikinis. Aunque si hay una figura que destaca en este campo es la de la diseñadora española María Malo, pionera en la creación de trajes de baño sostenibles.
Su perfil la delata. Estudió Ciencias del Medio Ambiente, pero decidió abrirse camino en el mundo de la moda. Tras 18 años lanzando colecciones, creó en 2014 su marca homónima para defender una «moda ética que respete a la naturaleza». Desde entonces lleva años «investigando materiales, probando y creando», apunta. Hasta la fecha, ha lanzado camisetas, bikinis, trajes de una sola pieza y de surf «hechos de plástico oceánico reciclado y botellas», aunque su material estrella es el Econyl, nylon regenerado a partir de desechos como el plástico industrial y las redes de pesca «fantasma» de los océanos.
No solo los trajes de baño, lo que cubre nuestros pies también puede contribuir a la economía circular. De hecho, los neumáticos usados de los coches tienen una segunda vida como suelas de chancla gracias a empresas como Ecoalf. Las gafas de sol también son un complemento susceptible de estar integrado por materiales reciclados. Algunos modelos de la firma española Meller están fabricados con plásticos biobasados y otros con materiales provenientes de botellas recicladas.
Importante no olvidarse de la toalla de playa. Y ya es posible tumbarse sobre una creada en parte con plástico recogido en el Mar Mediterráneo. El proyecto Seaqual, una iniciativa con sede en Girona, es el responsable de este producto hecho a través de una combinación de un 10% de basura traída a la costa por pescadores y el 90% de plástico PET de uso diario, como las botellas de agua. Con estos materiales producen hilos con los que hacen las toallas.
Incentivar la sostenibilidad desde edades tempranas también es importante y, para ello, existen juguetes de playa fabricados de forma sostenible. La marca de juguetes Green Toy, cuenta con un set de muñecos para jugar en el agua elaborados a partir de plástico reciclado del mar y coloreados con tintas ecológicas. También existen cubos de silicona, tumbonas fabricadas a partir de latas de bebidas y conservas o flotadores de plásticos reutilizados.
En este sentido, existen multitud de ideas en internet sobre cómo reutilizar los «churros» de piscina o los flotadores desgastados, convirtiéndolos en protectores para esquinas, estanterías, barcas y un sinfín de objetos. Como última opción, si no crees que puedes darle una nueva vida a un flotador no debes echarlo al contenedor amarillo. Aunque esté hecho de plástico no es un envase, por lo que debe depositarse en un punto limpio. De igual manera, un bañador o un bikini viejo deben tirarse en contenedores especializados para ropa. Ante cualquier duda sobre el reciclaje de un objeto es posible consultar AIRE, el primer chatbot inteligente en español.
✕
Accede a tu cuenta para comentar