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Planeta Tierra

Fábricas de dinero

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

En su célebre biografía, Arthur Koestler, autor de «El cero y el infinito» y otras destacables novelas, explicaba cómo en octubre de 1929 recibía en París las noticias del hundimiento de la bolsa de valores de Nueva York. Primer acto de lo que se conoce como Gran Depresión, que duraría hasta 1939, al iniciarse la Segunda Guerra Mundial.

No sabía Koestler que toda aquella situación era resultado de una crisis financiera, en la que el banco central de los EE.UU., el Sistema de la Reserva Federal, fue el personaje más siniestro que cabe imaginar. El mayor caos financiero de la Historia Historia se produjo porque el mercado de valores se convirtió en un casino, en donde se especulaba con las acciones. Si era un juego entre ricos, que ellos mismos resuelvan sus problemas: “No habrá intervención de la Reserva para mitigar los problemas”.

Lo que hubo entonces fue falta de liquidez, que el banco central no suministró. Cuando llegó Roosevelt a la presidencia era demasiado tarde. Aunque asesorado por los discípulos de Keynes, los efectos de la no intervención ya eran devastadores:25 por 100 de paro en E E. U U ., desaparición de unos 2.000 bancos, y medio país arruinado.

En estos últimos días, tuvimos una sesión en el Congreso de los Diputados, que nos cedió generosamente la Sala Ernest Lluch, economista de inolvidable recuerdo, en la que analizamos el protagonismo que desde la Gran Depresión tomaron los bancos centrales en el ciclo económico internacional.

En esa sesión de trabajo estuvieron grandes expertos en la materia: Fernando Monar, Jefe de Riesgos del Banco Central Europeo; Manuel Conthe, ex Director General del Tesoro; Daniel Lacalle, Economista Jefe de Tressis; Emma Navarro, ex Vicepresidenta del BEI; y yo mismo, como Presidente de la Asociación por la Excelencia de los Servicios Públicos (AESP). Además del Vicepresidente Ejecutivo de AESP, Ramiro Aurín, como moderador de las presentaciones y del subsiguiente coloquio, más que animado.

Fue útil aquella reunión, de la que salimos convencidos de que los bancos centrales han salvado la situación con la Gran Recesión de 2008/2013, la subsiguiente pandemia 2020/2021, y en cierto modo, la propia guerra de Ucrania, en lo que se refiere a una falta de financiación en momentos más que críticos. Seguiremos con el tema.