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Desarrollo sostenible

Agua regenerada, la última esperanza para el plátano canario

La tecnología instalada en dos depuradoras tinerfeñas facilita el riego en alrededor de 450 hectáreas de cultivo tropical

Juan Mesa y Diego González, agricultores que reciben agua regenerada
Juan Mesa y Diego González, dos agricultores que reciben agua regeneradaCCEP

Los agricultores de Punta del Hidalgo, en el norte de Tenerife miran al cielo con preocupación. Allí, la sequía ahoga más que la ausencia de lluvias. La falta de agua en los acuíferos aumenta el coste del «agua clara» y el sofocante calor ha obligado a muchos a tirar sus cosechas, maduras antes de tiempo. La situación es tal que el Cabildo se vio obligado a declarar la emergencia hídrica en la isla el 1 de marzo. «Antes bajaba mucha agua de tomaderos, pero cada vez menos. Esperemos que sea un ciclo y que se revierta en unos años», expresa el agricultor Juan Mesa ante un grupo de medios, desde las cercanías de su finca. Lleva 15 años trabajando en el campo. Su vecino Diego González también cultiva plátano; en su caso, desde hace unos 20 años.

La altitud del municipio permite obtener unas vistas magníficas del Teide. De la cima a los pies, la zona está llena de cultivos agrícolas y palmerales que arropan la ladera. Pero el agua no se desliza desde La Punta. Al problema de la desertificación se suma la lejanía de esta parte de la isla con respecto a la red de riego pública. «Aquí lo único que hay es un canal obsoleto que tiene un siglo y medio y muchísimas fugas. Hay un tramo roto y los agricultores no tenemos la capacidad financiera para sustituirlo. Dependemos de algunos acuíferos», explica Juan, cuya finca posee 15 hectáreas. Esta situación le llevó a sumarse en agosto a una iniciativa desarrollada entre el Consejo Insular de Aguas, Teidagua y Coca-Cola, que le ha permitido regar sus plantaciones con agua regenerada tratada en la depuradora de Punta del Hidalgo.

«Este proyecto nos ha venido como agua de mayo, porque las tensiones cada vez son mayores», asegura el agricultor. Por ahora, el agua regenerada alcanza para cubrir el 30% de sus necesidades y, aunque no solucione el problema, ha ayudado a aliviar la presión sobre los acuíferos. El objetivo es incrementar el porcentaje. En la actualidad, la estación afronta unas obras de modernización y, a finales de 2024, pasará del 40% a regenerar el 100% del agua urbana.

Esto permitirá regar 91 hectáreas de 17 fincas agrícolas, así como recuperar explotaciones abandonadas por la falta de agua. No llegará a todo: «Hicimos un cálculo al principio del proyecto y se estimó que con el 100% del agua de la depuradora regenerándose todavía a ellos [los regantes] les haría falta un 25% más de agua para cubrir toda la zona», comenta Eduardo Alemán, técnico de Teidagua, pero «es un alivio».

Además, esta obra –destinada a colocar la última tecnología de ultrafiltración disponible– hará que la calidad de las aguas que obtienen los agricultores sea «suprema». Según Alemán ya es muy buena, porque el sistema con el que cuentan elimina incluso los huevos de nemátodos. Lo único que falta es reducir la conductivilos dada las aguas regeneradas, que determina el nivel de sales adecuado para el riego. Para la papaya hay menos problema, pero el plátano es más delicado. En cualquier caso, cada vez más agricultores la usan. En un principio, solo se sumaron cuatro. Ahora, son 18. En Teidagua prevén que, cuando se baje este indicador, «el interés crecerá de forma exponencial».

Más de 2.000 regantes

En el Valle de Guerra, también en el norte de la isla, ya son 2.000 los regantes que se benefician del agua regenerada en la depuradora de la zona, que ya cuentan con un innovador proceso de ultrafiltración por electrodiálisis que reduce el contenido de sales disueltas en el agua, regenerándose con la máxima calidad. Allí dan a parar las aguas residuales que resultan del proceso productivo de la fábrica que Coca-Cola tiene en Tacoronte. Tras someterse a un exigente tratamiento, el líquido permite el riego de una superficie de 350 hectáreas de tierras de cultivo tropical, especialmente plátano.

Estos proyectos cobran una gran relevancia para la zona, ya que el sector agrícola tinerfeño está experimentando dificultades por la escasa disponibilidad de agua. El agua regenerada complementa el agua subterránea de pozos y galerías a los que acceden los agricultores a través del mercado privado. De hecho, llega a ser incluso más económica, según Teidagua, siendo este uno de los mayores logros del proyecto. La posibilidad de contar con agua regenerada para riego que ahorre costes para los agricultores supone asegurar la viabilidad de los cultivos, pero también fortalece la viabilidad socioeconómica de la zona.

Diego tiene una plantación de tres hectáreas y, junto a Juan, es dueño de una de las explotaciones más grandes de esta parte de la isla. Los problemas que afrontan son muchos: «El plátano no solo se vende a pérdida, sino que se tira para que el precio no se desplome», lamenta. Muchos se donan al banco de alimentos o se dan a los animales. Esta claro que el problema es coyuntural, pero esta iniciativa, para ellos, ha sido como beber agua fresca en el desierto. «Cuando nos enteramos de lo que se haría en depuradora, casi brindamos con agua regenerada –bromea Juan–. Con eso, te lo digo todo».