Aversión a los grandes empresarios

Lo peor en España a efectos de reindustrializar, es la clara aversión del Gobierno Sánchez hacia los empresarios más innovadores, concretamente por parte de sus ministros. Sucede con Amancio Ortega y Juan Roig, vituperados oficialmente, cuando la realidad es que son ellos, en muchos aspectos, quienes más han cambiado los horizontes tecnológicos y comerciales del país.

Al frente de Mercadona, Roig es un gigante de la distribución que cabe parangonar con Walmart de EE.UU. Buscando interproveedores, que tienen contratos de suministro a largo plazo, se ha convertido en la mayor empresa de España en distribución alimentaria. Siendo objeto de «estudios de caso», y de alguna tesis doctoral, en las Escuelas de Negocios. Debiéndose reconocer el apoyo de Mercadona –siempre expresivo de la «cultura del esfuerzo»– a los empresarios jóvenes, creadores de start ups de tecnología avanzada e innovación comercial.

En el caso de Amancio Ortega, con Zara y otras marcas de Inditex, es objeto de ataques del Gobierno, a pesar de que la empresa ha ideado para toda España una más que generosa fórmula de apoyo a la sanidad pública, con la donación de máquinas de diagnóstico y tratamiento de alto coste y gran eficacia. Creando, además, su propio salario mínimo de 1.500 euros al mes, frente a los 1.080 del Gobierno.

Por otra parte, Sánchez ataca también al Ibex 35 como si fuera una caverna de conspiraciones, la esencia de un maligno capitalismo español. Con una especie de reprobación por parte de alguno de los Ministros, que ven ese agregado de 35 sociedades que componen el referido índice bursátil como un peligro social, cuando sus sociedades tienen más del 75 por 100 de su negocio en los mercados fuera de España. Precisamente porque son competitivas, porque lo hacen más o menos bien.

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