El Espace de Renault se reinventa vestido de SUV y etiqueta ECO

La imaginación, que hoy se reviste de innovación, tiene en el ADN del grupo Renault un gran efecto a la hora de crear nuevos automóviles. No siempre le ha salido bien elegir caminos diferentes al resto de la industria, pero el Espace es uno de los modelos singulares que han logrado hacerse, generación tras generación (y van cinco), su propio hueco en el catálogo de la marca y en las preferencias de los compradores.

La fórmula de crear algo más que un automóvil familiar y presentar al mercado un amplio y tecnológicamente avanzado salón de hasta siete plazas para poder efectuar largos viajes con comodidad y seguridad arrancó en 1983. Y hoy, 40 años después, tiene su continuidad en la sexta generación del modelo. En esta ocasión la apuesta de Renault para acometer el proyecto del nuevo Espace, ha sido más arriesgada y adaptada al proyecto general de renovación de la marca, en la llamada «Renaulationn». Sus ingenieros han tenido que unir la estética y las prestaciones de un SUV como el flamante Renault Austral, con la filosofía Espace y su habitabilidad interior, con capacidad de hasta siete plazas.

Comparte con el Austral, además de la plataforma CMF-CD de la alianza, la estética delantera y, visto el Espace de frente, apenas hay diferencias entre los dos modelos. Es en los laterales y en la parte trasera donde se destacan las líneas del nuevo familiar, con más longitud y un recrecido voladizo trasero para asumir la tercera fila de asientos. Los ingenieros que han proyectado el nuevo vehículo, han conseguido ampliar los 4,51 metros que mide el Austral hasta los 4,722 para crear una gran habitabilidad interior de forma que los pasajeros de las filas traseras disponen de mayor espacio para sus piernas, y con ello, más comodidad en los grandes desplazamientos.

A su habitabilidad ayudan los sistemas de climatización, información y entretenimiento que se manejan con una gran pantalla táctil vertical, de 12 pulgadas, situada entre los asientos delanteros. Del mismo tamaño, pero en horizontal y en el salpicadero, es la pantalla del cuadro de instrumentos del conductor, que igualmente puede instalar (según las versiones) un proyector de datos sobre el parabrisas para disponer de parámetros como la velocidad o las limitaciones de las señales de tráfico sin apartar los ojos de la calzada.

El salpicadero replica igualmente el de su hermano SUV con estas dos pantallas y una consola central que divide las dos plazas delanteras a modo de apoyabrazos. Con una tapa desplazable gracias a un asa de grandes dimensiones que da acceso a una zona de posavasos con enchufes USB tipo C, y otra con un espacio para la carga del teléfono móvil por inducción. Finalmente, la consola se completa con una caja independiente con tapa a modo de segunda guantera.

Renault ofrece su nuevo Espace en tres acabados. El de acceso a la gama se denomina Techno y cuenta con las barras del techo en aluminio satinado, llantas de 19 pulgadas y la tapicería de tela de origen 100% reciclada. Su precio parte de los 42.195 euros. La versión Techno esprit Alpine, que cuesta 44.620 euros, incrementa la deportividad del familiar: su logo se incluye en los reposa cabezas y la tapicería Alcantara se completa con costuras azules, que se repiten en el salpicadero. En el Iconic, el tope de gama con llantas de 20 pulgadas y prácticamente todas las opciones, las barras del techo y los contornos de la puerta, así como el frontal, son de color negro. El precio sube hasta los 46.560 euros. El cambio de marchas se sitúa en una insólita palanca sobre el volante, aunque dispone además de unas habituales levas de accionamiento tras el mismo volante. Solo con los mejores acabados se instala el eje trasero multibrazo, el «4Control advanced», que ayuda a reducir al paso de firmes irregulares y aportar mayor seguridad al afrontar las curvas más cerradas por su capacidad direccionable.

Su propulsor «E-Tech full hybrid» de 200 CV se basa en un motor tricilíndrico de gasolina, turboalimentado, que rinde 130 cv. Los 70 restantes los proporciona un motor eléctrico de 50 kw, que se utiliza para la conducción eléctrica. Y otro secundario, de 25 cv, se emplea como motor de arranque y para el cambio de marchas. Ambos se alimentan gracias a una batería de iones de litio de 2 kWh que se recarga sin enchufes a la red, al recuperar la energía sobre todo en las deceleraciones y en la frenada que hacen actuar a los motores eléctricos como una dinamo. El resultado, que otorga al nuevo Espace la etiqueta ECO de la DGT.