Comercio
Murcia en fase 1: incertidumbre e ilusión a partes iguales en el comercio local
“Después de dos meses, la gente tiene ganas de ir a comprar a las tiendas. Somos una cultura de calle y de paseo”, destaca Carmen Piñero, presidenta de la Asociación de Comerciantes Triángulo Murcia
“Somos una cultura de calle, pero todavía hay miedo". El arranque de la fase 1 en la Región de Murcia ha sido toda una aventura para el comercio local, que ha visto tras cerca de dos meses de parón como debían volver a la rutina en un escenario nunca antes visto. Geles desinfectantes, mascarillas y guantes en las entradas de los comercios ha sido la tónica general del primer día de desescalada para los comercios de menos de 400 metros cuadrados. “Hemos abierto con mucha incertidumbre, porque hasta hace muy poco no sabíamos las medidas exactas que teníamos que llevar a cabo”.
Así lo ha detallado a LA RAZÓN Carmen Piñero, presidenta de la Asociación de comerciantes de Triángulo Murcia, quien también ha resaltado que han reabierto con todas “las ganas y la ilusión”, al menos, para el 30 por ciento del aforo permitido. “Vamos notando cómo se acercan más clientes, como pasan por la puerta y preguntan. La gente tiene ganas, después de dos meses, de comprar en las tiendas".
Insiste en que en Murcia, los ciudadanos han crecido con la “cultura de calle”, del paseo, en una región en la que el buen tiempo siempre invita a mirar al cielo e impregnarse de la cálida sensación de libertad. “Lo malo es que todavía no podemos tocarnos, pero quitando eso, sí que hemos notado que la gente está con ganas de entrar en los comercios”.
Quizá, según Carmen, la peor parte se la llevan los comercios que venden prendas de ropa, ya que la desinfección de los tejidos y de las prendas requiere mucho más trabajo y, a la vez, también más incertidumbre en cuanto al tratamiento.
Para ello, María, dueña de la tienda de ropa Moda Mati en San Pedro del Pinatar, explica cómo además de su comercio, toda la localidad está adaptándose a la nueva situación. “La gente ha ido entrando durante la mañana de manera normal, aunque no es que haya tenido mucha clientela. Me llaman, preguntan por la cita previa, devuelven prendas que eran para comuniones... ha sido un día raro”.
Para María, la situación sigue siendo complicada, ya que se unen las ganas de reabrir su negocio con el miedo aún latente al contagio de coronavirus. “Los clientes no saben si se pueden probar la ropa o no. Abres con miedo porque no sabes cómo va a estar la gente”.
Y eso se suma a las pérdidas económicas que hay que afrontar tras 57 días sin abrir, que califica como “enormes”, debido principalmente a que ella se dedica a vender prendas de fiesta para bodas, bautizos y comuniones, eventos que quedaron cancelados desde el inicio del estado de alarma. “Mucha gente no sabe cuándo celebrará los eventos, y han decidido posponerlo hasta el próximo año. Prefieren, incluso, perder la entrega a cuenta que habían realizado".
Floristerías, tiendas de ropa, de calzado, joyerías, ferreterías, bares y restaurantes o tiendas de juguetes encaran esta primera semana de fase 1 de una manera casi inimaginable pero, eso sí, con la misma ilusión con la que iniciaron sus proyectos la primera vez.
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