Curiosidades
Cuatro castillos y siete coronas: el origen de la bandera de la Región de Murcia
Su color carmesí, simbología y escudo marcan el fuerte carácter de una enseña histórica con la fortaleza y determinación de una región mediterránea
Las enseñas, uno de los símbolos con más poder de toda la historia, son únicas e irrepetibles, y marcan un fuerte carácter de pertenencia para quienes se cubren con ellas. La bandera de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia tiene ese poder, ese magnetismo con su rojo intenso carmesí que embriaga y genera fuerza a quienes sienten predilección por su tierra, por su comunidad. Su origen y diseño actual se remonta al periodo de Transición, pero ya hubo una bandera de la Diputación Provincial que nació en el periodo del Trienio Liberal, dentro del reinado de Fernando VII.
La provincia de Murcia tenía un color azul cobalto, que representaba el color de la bandera del batallón provincial en la Guerra de Independencia contra la Francia de Napoleón Bonaparte. Posteriormente, el primer presidente del Consejo Regional, Antonio Pérez Crespo, pidió realizar una comisión en 1978 para elaborar un nueva bandera, y fueron los historiadores Juan Torres y José María Jover, junto a los senadores Ricardo de la Cierva y Antonio López Pina quienes confeccionaron la nueva señera. Su aprobación definitiva fue el 26 de marzo de 1979.
“La bandera de la Región de Murcia es rectangular y contiene cuatro castillos almenados en oro, en el ángulo superior izquierdo, distribuidos de dos en dos, y siete coronas reales en el ángulo inferior derecho, dispuestas en cuatro filas, con uno, tres, dos y un elementos, respectivamente; todo ello sobre fondo rojo carmesí o Cartagena. El escudo tendrá los mismos símbolos y distribución que la bandera, con la corona real”, recoge el artículo 4 del Estatuto de Autonomía de Murcia, aprobado por la Ley Orgánica 4/1982, de 9 de junio.
La bandera oficial se izó por primera vez el 5 de mayo de 1979 en un balcón del edificio del Consejo Regional de Murcia.
Con cuatro castillos, la enseña representa “el carácter fronterizo del antiguo reino de Murcia”, remontándose a la Edad Media, cuando el reino musulmán de Murcia mantenía su frontera con el reino nazarí de Granada, Castilla, Aragón y África. Así, representan a Cartagena, Lorca, Bullas y Alhama de Murcia.
Por su parte, las siete coronas fueron concedidas por distintos reyes de España al reino de Murcia, entre los siglos XIII y XVIII, en homenaje a su fidelidad a la Corona. Alfonso X ‘el Sabio’, Rey de Castilla y León, concedió cinco coronas al reino de Murcia, mediante privilegio otorgado el 14 de mayo de 1281.
Estas representaban los cinco reinos integrantes de la Corona castellana. El Rey Sabio premiaba así la fidelidad del pueblo murciano frente a la rebelión de su hijo, el infante don Sancho, quien destronó finalmente a su padre Alfonso X. Las ciudades de Castilla apoyaron la revuelta de don Sancho con la excepción de Murcia y Sevilla. Además, Alfonso X otorgó a la ciudad de Murcia su corazón, como muestra de su cariño, mediante testamento, que reposa en una urna del Altar Mayor de la Catedral de Santa María en Murcia.
Un escudo con borde dorado
Por su parte, y tal y como recoge el Estatuto de Autonomía, el escudo debía tener “los mismos símbolos y distribución” que la bandera, eso sí, con la Corona real. De esta forma, el escudo adoptó las características de la enseña regional, diseñada por la comisión de Torres, Jover, De la Cierva y López Pina.
Según se estableció, el escudo debía ser raso, de “perfil español”. Además, debía llevar los mismos colores que la bandera de la Comunidad, el Rojo Cartagena en el fondo y el amarillo dorado para el borde, y la corona superpuesta. Finalmente, se indicó que el blanco debía utilizarse para la ubicación de las perlas que adornan la Corona, lo que muestra mayor ligereza en la imagen sin perder la fortaleza y autenticidad del carácter regional.
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