Medio Ambiente
"Confusión sexual" para frenar a la polilla del limonero en la Región de Murcia
Autorizan al uso de productos fitosanitarios de manera excepcional hasta finales de julio tras detectar un aumento de la plaga en los árboles de la Región
Interrumpir el apareamiento mediante confusión sexual. Esa es la apuesta de los agricultores de la Región de Murcia para frenar la proliferación cada vez más notable de la plaga de la polilla del limonero (Prays citri). Según se ha podido comprobar durante varias campañas agrícolas, el uso continuado de productos fitosanitarios específicos consigue una reducción progresiva de la presión de la polilla, pero actualmente no existen productos específicos registrados para ejercer este control.
Por ese motivo, de manera excepcional y como medida más efectiva, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación atendió la demanda puesta en marcha desde la Consejería del ramo en la Región de Murcia para aplicar unos productos fitosanitarios para el control de esta plaga. Así, ante la «alta incidencia» detectada en la Comunidad, y la dificultad de controlar la plaga al ver un aumento de larvas en los árboles, se ha autorizado el uso de los productos fitosanitarios formulados a base de Z-7-tetradecenal 200 mg s.a./difusor [VP], únicamente en la Región de Murcia y desde el pasado 11 de abril hasta el próximo 29 de julio.
Desde la organización agraria Asaja Murcia se compartió la autorización de la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria, en la que se ponía de manifiesto que los tratamientos deberán ser efectuados bajo el control de los técnicos de la Consejería regional de Agricultura.
Además, la resolución recuerda que este tipo de autorizaciones excepcionales de productos fitosanitarios se proporcionan a través del Ministerio cuando se trata de un «caso de peligro imprevisible que no pueda ser controlado por otros medios».
Síntomas de infección
Las polillas del limonero realizan las puestas de sus larvas sobre los botones florales del árbol. De ellos, emergen los insectos que perforan los pétalos de la flor y penetran en su interior para alimentarse de todos los elementos florales de los árboles. Una vez dentro, producen sedas con las que unen los restos florales y frutos que han atacado, y forman nidos dentro.
Según recoge el documento de sanidad vegetal de la Comunidad Autónoma, en casos extremos, las larvas pueden atacar a frutos cuajados de mayor tamaño, ocasionando daños en la epidermis que en muchos casos producen la caída del fruto y en otros, sólo daños superficiales en la corteza.
Así, se indica que el estado más vulnerable de la plaga es cuando las larvas acaban de eclosionar, antes de que lleguen a realizar daños en los frutos.
Además, el informe señala que no suele ser necesario aplicar más de un tratamiento para el control de la plaga.
En otros casos, suelen utilizarse trampas o polilleros, y para llevar a cabo un control de daños es preciso evaluar semanalmente la evolución fenológica del cultivo y, en paralelo, la presencia de la plaga sobre la ramas, flores o demás elementos.
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