Opinión

Estáis avisados, políticos

Deseando estoy que llegue el sábado para comprobar el músculo de nuestros pensionistas. Un caladero de millones de votos que, seguro, le quitan el sueño a más de un dirigente político. ¿Cómo ganárselos? Quienes les ofrezcan una solución sensata a medio o largo plazo conquistarán todas las elecciones. Quienes no lo consigan, ya intuyen que las protestas de sus mayores les pasarán una dolorosa factura. Ocurre con estos revolucionarios algo parecido a la huelga feminista del 8 de marzo, encarnada in extremis en la solapa de Rajoy. El empuje social de la queja también trasciende los despachos cuando mencionamos la prisión permanente revisable. Tanto clamor favorable a que esta figura jurídica se mantenga supera las previsiones de ciertos partidos, véase el caso mutante de Ciudadanos. Y espera acontecimientos futuros en el PSOE, una vez el Tribunal Constitucional se haya pronunciado al respecto.

Sé que nuestro Código Penal es uno de los más duros en la regulación de las penas privativas de libertad. Me consta que a los españoles nos avala un sistema jurídico respetuoso con los valores y los derechos fundamentales de nuestra Constitución. De acuerdo, pero... ¿en serio crees que la prisión permanente revisable traiciona o recorta nuestras libertades? Hablamos de un castigo modificable en el tiempo. Por otro lado, ¿crees en la reinserción social de seres como Ana Julia?

En la calle, tras el asesinato de Gabriel, España sufre de rabia y miedo. Se multiplican las denuncias por intentos de secuestro a menores en la Comunidad de Madrid en una especie de brote psicótico colectivo, hasta cierto punto comprensible. Todos, en mayor o menor medida, nos hemos quedado traumatizados con la historia del Pescaíto. La calle repite como un mantra «Todos somos Gabriel» al tiempo que grita, con furia, «asesina» a su verdugo, Ana Julia.

Y a todo esto, emergen los padres de los fallecidos. No hablan de imponer cadenas perpetuas, lo explica claro Juan Carlos Quer. Piden justicia pensando en sus menores irrecuperables, y en los demás. Lo afirma, rotundo, Juan José Cortés. Varios progenitores ejemplares, ya para siempre víctimas, llevan recogidas más de 3 millones de firmas para mantener la prisión permanente revisable. Ellos, sus historias y su dolor se quedaron para siempre con nosotros. Pobre del que se aleje de ellos. Estáis avisados, políticos.