Opinión
¡Gastad, malditos!
El Gobierno de Rajoy aprueba hoy el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018 cocinado por el equipo de Cristóbal Montoro, con el objetivo de agradar a cuantos más mejor, y poder decir que son muy sociales. En cristiano, gastar más. El titular de Hacienda lo resume así: «No he convencido a nadie de las virtudes de no gastar».
Montoro acaba de apuntarse el tanto de cumplir, salvo por una décima que no va a ninguna parte, el compromiso de déficit del 3% adquirido con la Unión Europea. El pacto también incluye que en 2018, el déficit no supere 2,2% lo que obligará a no pocos equilibrios. Albert Rivera anunció ayer su apoyo a los Presupuestos y desgranó los logros obtenidos del Gobierno: subida de pensiones, más dinero para polícías y menos IRPF. A eso hay que añadir –y no es asunto de Rivera– más recursos para CCAA y otras exigencias del PNV de Urkullu –apoye o no– y de otros nacionalistas.
El gasto añadido, entre pitos y flautas, roza los 10.000 millones. La bonanza económica, si acaricia el 3% de crecimiento, como prevén los gurús de Ana Botín, generaría 2.000 millones de ingresos extra. Montoro, a pesar del récord previsto de recaudación de 200.000 millones, tendrá que sacar de algún lado al menos otros 8.000 millones, que son siete décimas del PIB. No es imposible, pero tampoco es coser y cantar.
Los Presupuestos, además, dependen de un apoyo parlamentario que ahora no existe. La gran baza del Gobierno es que incluso a sus rivales más directos les interesa que se alumbren y que haya más gasto. Todo, sin embargo, está en el aire, excepto el gran consenso nacional, bajo el emblema de la política social, para gastar más. «¡Gastad, malditos!»
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