Opinión
Pero, «¿qué coño es la Airef?»
José Luis Escrivá, presidente de la Airef, es el Pepito Grillo económico del Gobierno y, sobre todo, del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Las relaciones han mejorado, pero hubo momentos tensos. Escrivá y la Airef son una especie de superinterventores para vigilar al Gobierno, que impuso la Unión Europea tras el rescate financiero.
Escrivá fue nombrado por Rajoy, pero goza, por Ley Orgánica, de independencia absoluta y la ejerce. Eso le concede gran libertad y, con frecuencia, sorprende.
El martes, en el Congreso, rechazó el catastrofismo sobre las pensiones. No lo dijo, pero en la Airef creen que el pesimismo sobre las pensiones futuras se basa en proyecciones demográficas del INE dudosas y a dos años, no a largo plazo, «y todos nos equivocamos». Alegan que un aumento de la tasa de actividad y, si fuera necesario, otra oleada de inmigrantes, despejarían muchos nubarrones, además de hacer las cuentas bien. Es decir, que la Seguridad Social pague lo que le corresponde, no otras cosas. La Airef también ha descubierto que los ayuntamientos tienen 30.000 millones de euros ociosos depositados en los bancos. Eso demuestra que en España hay más recursos de los que parece. Escrivá no defiende que los ayuntamientos gasten alegremente ese dinero, sino que sugiere que asuman nuevas competencias, como las de dependencia, entre otras.
«Pero, qué coño es la Udef», se autopreguntó Jordi Pujol en una histórica entrevista de Susanna Griso en Espejo Público (A3TV). Escrivá niega la ruina futura de las pensiones, encuentra dinero para otros asuntos y también las ha tenido tiesas con Revilla. En definitiva, incómoda y, por eso, también hay quién pregunta, pero «¿qué coño es la Airef?»
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