Opinión
Manadas
La norteamericana Lara Logan, periodista (CBS), estaba en Egipto retransmitiendo la caída de Mubarak cuando se vio rodeada por un tropel de hombres violentos, degenerados, que le arrancaron la ropa, la violaron y grabaron con teléfonos móviles. Es el caso más conocido de agresión sexual en la plaza Tahrir, en Egipto, pero hay muchísimos. Hanan Razek, periodista de la BBC, incluso ha firmado el documental «Mujeres en la plaza de Tahrir», donde cuenta los asaltos y violaciones a mujeres durante las protestas. El sistema es sencillo: aprovechándose de la multitud, de repente un grupo rodea a las mujeres y se las lleva en medio de la aglomeración humana, mientras son manoseadas, asaltadas y finalmente violadas. El humillante episodio dura unos minutos.
Muchas víctimas se quedan tan traumatizadas y sorprendidas que ni siquiera son capaces de hablar o gritar. Los testimonios de mujeres torturadas con estas prácticas nauseabundas son estremecedores, después de oírlos cualquier persona decente pierde la fe en la especie humana. Los violadores alegan en su defensa que ellas «van provocando» mientras ellos son desempleados, sin horizontes vitales, y necesitan diversión (son capaces de divertirse perpetrando o contemplando una violación). Se rumorea que estos asaltos están orquestados y premeditados: tienen como fin disuadir a las mujeres de que acudan a las protestas, a plazas y calles...
Yo creo que la finalidad es alejar a las mujeres del «espacio público». Intimidarlas para que sigan recluidas en el hogar. Encerradas. Sometidas. Y si se atreven a pisar la calle, violarlas para que se lo piensen dos veces. Esos machos regresivos, antediluvianos, responden así al «atrevimiento» femenino. El fin de las violaciones en «manada» no es meramente sexual (aunque también) sino que es político. Lo alarmante es que las violaciones grupales a mujeres que «osan» salir al espacio público se están extendiendo también por Europa. No solo los patéticos componentes de «La manada» son ejemplo de ello. Ha habido más casos, que aumentan vergonzosa, silenciosamente... El papanatismo rampante, además, ha convertido en práctica pornográfica de moda –el «bukkake»– lo que solo es la brutalidad de ciertos machos involucionados, recelosos de perder su poder –político, íntimo, doméstico– en favor de unas mujeres a las que temen y desprecian. Y no, no son abusadores: son sucios violadores. Siempre lo han sido.
✕
Accede a tu cuenta para comentar