Opinión
Lucha por el relato después de ETA
Son tiempos de «relato». Ahora, por encima de la «postverdad» e incluso de la «preverdad» de la que habla Iván Redondo, estratega hábil de Pedro Sánchez, domina el «relato». Una forma, como otra, de contar una versión de la historia, reciente o remota y lograr que se imponga. El término lo pusieron de moda los publicistas, con Saatchi & Saatchi a la cabeza, una de las grandes –y muy rentables– agencias británicas. El «relato» alcanza su máxima expresión en la publicidad: «Coca Cola es la chispa de la vida», «Ferrari es el number one», aunque no gane, por no hablar del turrón que llega por Navidad. El «relato», sin embargo, todavía es algo más, un discurso, una narración que convence y creíble y que se presenta como una síntesis moderna de la verdad. La disolución de ETA, con todos sus matices y sus prevenciones, ha abierto otra batalla, la del «relato» de su historia –criminal–y sus consecuencias. Todo debería estar más claro, pero de ETA quedará lo que diga el relato que se imponga y es ahí donde a «muchos» les surgen dudas de que su derrota absoluta perviva como tal, porque habrá –de hecho ya hay– quien intente imponer su postverdad.
Javier de Ybarra y Bergé, consejero del Banco de Vizcaya y presidente de Bilbao Editorial –el origen de lo que luego serían el Grupo Correo y Vocento– fue secuestrado por un comando de ETA el 20 de mayo de 1977. Los terroristas exigieron un rescate que la familia –que no ha olvidado quiénes no les ayudaron– no pudo pagar. Un mes después, Javier de Ybarra fue asesinado de un disparo y su cadáver, dentro de una bolsa de plástico, tirado en un monte. Javier de Ybarra e Ybarra, uno de los hijos de aquella víctima de ETA, es un elegante, culto y finísimo observador de toda la actualidad y de la vasca en particular. Escribe notas, que envía a los amigos. Javier me perdonará que reproduzca aquí algunas de sus palabras tras el adiós de ETA. Sabe de lo que escribe: «El fenómeno histórico más importante tras la guerra civil, el fenómeno ETA ha pasado a la historia. Todo existe para acabar siendo un libro. En el País Vasco, ese libro y esa historia se contará en las ikastolas y en el boca oreja de los pueblos y las barriadas. Para una mayoría de vascos siempre será más suyo lo de Lasa y Zabala que lo de Gregorio Ordóñez y Miguel Ángel Blanco. (...) En Vascongadas, la historia de ETA será contada de modo muy diferente al del resto de España. El papel subversivo de la enseñanza nacionalista jugará en ello un rol determinante ante lo que nada podremos hacer». Sin embargo, a pesar del escepticismo informado de Javier, algunos –también él– creen que ahora hay que librar la batalla de este «relato», por si se gana.
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