Opinión
La importancia del 11 y del 76
Quim Torra, con el permiso de la CUP, será el próximo presidente de la Generalitat, parlamentaria y democráticamente elegido, aunque por designio de Puigdemont. Federico Jiménez de Parga ya es nuevo diputado autonómico de Madrid, al ocupar el puesto dejado vacante por Cristina Cifuentes tras su dimisión. Todo legal, pulcro y democrático. Torra y Jiménez de Parga comparten, les guste o no, el que muy pocos votantes –quizá ninguno excepto familiares y amigos– pensaron en ellos, o incluso sabían de su existencia, cuando acudieron a las urnas en las últimas elecciones catalanas y madrileñas. El primero ocupaba el número 11 en la lista de Junts per Catalunya, que encabezaba Puigdemont, y el otro estaba en la posición ¡76! de la candidatura que lideraba Cifuentes. Los perfiles de ambos son muy dispares, pero su ascenso ha seguido una vía pareja.
Torra y Jiménez de Parga, sin duda, están sobrados de méritos para ocupar sus importantes puestos. Es improbable que los electores conocieran sus habilidades, pero eso no les resta legitimidad, aunque evidencia debilidades del sistema electoral. Hay países –Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania en parte– en los que los electores eligen directamente a cada uno de los diputados. Nadie sabe cuál podría haber sido la suerte de Torra y Jiménez de Parga en una votación directa. Sus partidos los hubieran arropado, pero al menos en sus distritos deberían ser conocidos. Muchos independentistas han sabido quién era Torra cuando Puigdemont –llegó al poder por la misma vía– lo ha designado y, en Madrid, a pesar de sustituir a Cifuentes, Jiménez de Parga es un desconocido.
Jiménez de Parga es diputado en Madrid porque otros 26 diputados del PP han dejado su escaño, por los motivos que fueran, antes de que le llegara el turno a él, en el puesto ¡76! de la lista. En los países que eligen a los diputados en cada distrito, cuando hay una vacante, se convocan elecciones parciales y los electores vuelven a decidir. Aquí, en España, en Cataluña, en Madrid, corre la lista y, cuando no, el que fue cabeza de cartel, como Puigdemont, designa a su valido. Algo falla en la representatividad, aunque hay quien como Podemos todavía preferiría más proporcionalidad e incluso listas nacionales, lo que alejaría aún más a electores y elegidos. Eso sí, el desconocido que ocupara el número ¡99! de una lista podría ser elegido e incluso ser llamado a mayores responsablidades. Algo chirría.
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