Opinión

Del chalé al barullo

Se está complicando lo de «Villa Gente». Pablo e Irene están sorprendidos por las reacciones de los suyos y el pitorreo que se ha montado en la opinión pública. Monedero ha grabado un vídeo en el que defiende a ultranza la adquisición del chalé de la antesierra y tilda de sinvergüenzas hacia arriba a los críticos, los poderosos, los que acumulan dinero y no permiten que una pareja humilde compre mediante una hipoteca a 30 años un chalé que, escrito sea de paso, es una preciosidad. Monedero no ha llamado sinvergüenzas a los que reciben 400.000 euros del exterior y no los declaran. Eso, la condición humana.

Para mitigar los efectos del barullo, los humildes chaleteros han decidido convocar a los militantes con derecho a voto en Podemos para, mediante refrendo, poner sus cargos a disposición de la gente. El problema es que la gente que vota en Podemos está perfectamente controlada por los dueños del chalé, y ese refrendo va a constituir una farsa tan grande como las elecciones de Maduro. Zapatero se ha ofrecido a actuar de mediador entre Pablo e Irene y el resto de la gente, y ese detalle no puede pasar por alto por su emocionante significado.

Los periodistas son muy suyos, y le han preguntado a Pablo e Irene por la cuantía de los intereses de la hipoteca y las cuotas a pagar mensualmente. Y ni Pablo e Irene han sabido responder, lo cual indica que firman las hipotecas en barbecho, al tuntún, a vuela pluma. La entidad que les ha ofrecido la hipoteca es una Caja de Ingenieros muy próxima al independentismo catalán, y la gente se pregunta si hay algún pacto secreto en las condiciones del préstamo, porque en el mundo del dinero y la política nadie da algo a cambio de nada.

No me gusta el escrache convocado en las redes sociales para reunirse en torno al chalé de marras. Los escraches, que tanto gustaban antaño a Pablo e Irene, son groseros, ineducados y cobardes. Se dice que van a asistir en torno a las 20.000 personas, y se me antoja una exageración improcedente. Ya sean personas o gente, todo escrache es innecesario y violento, y aunque los de Podemos son duchos en sus realizaciones, hay que hacerles ver que fuera de sus ámbitos las personas están mejor educadas que ellos.

Los que están alarmados por el barullo de «Villa Gente» son los vecinos, que adquirieron en el pasado un chalé para disfrutar de la tranquilidad que el campo procura después de una jornada de trabajo, y se han topado de golpe con la incomodidad de unos recién llegados que salen demasiado en las cadenas de televisión y emisoras de radio. Unos vecinos famosos y nada abrazados a la prudencia y el recato. Me comentaba ayer tarde un guarda del Parque Nacional del Guadarrama, que también los animales silvestres se han percatado de la inquietud, contagiando el nerviosismo a la cabaña ganadera bovina, muy abundante en la zona. Que los machos monteses han descendido a los llanos, los jabalíes ocupado los riscos de los monteses – se despeñan continuamente–, que los corzos han escapado Somosierra al norte a los prados de la Alta Castilla, y los buitres negros o leonados han desaparecido. Sólo permanecen en su sitio y lugar los mochuelos comunes moteados, que son aves de demostrada capacidad de resistencia.

No se deben preocupar Pablo e Irene por el resultado de su refrendo. Ganará de manera apabullante el «Sí al chalé y No a la dimisión», como está mandado. Si a ello sumamos la mediación de Zapatero, el engorro quedará zanjado para siempre. Eso sí, sólo para ellos, porque algunos vecinos ya han puesto a la venta sus chalés en pos de la tranquilidad que el centro de la ciudad ofrece, con sus atascos, bocinazos y manifestaciones sindicales. Llegar a casa y toparse con un macho montes despistado en el jardín es impresión inesperada que no deseo ni a mi peor enemigo.

Como dijo Stroffenberg «Jamás un chalé hizo tanto daño y tanto dio que hablar». Se refería Stroffenberg al chalé que construyó su hija Gretha en el sopié del monte Aughentaller, en Baviera. Se excedió, según parece, en el carmesí del tejado. En fin, que aún no han ocupado el chalé y ya tenemos barullo, refrendo, mediación de Zapatero, ignorancia de las condiciones de la hipoteca y vecinos y animales altamente alarmados. «Villa Gente» es así, impredecible.