Opinión

El censor

Pedro Sánchez, que parecía haber madurado un poco, ha decidido presentar una moción de censura contra el Gobierno de Rajoy. La inteligencia de su partido se manifiesta avergonzada. El PSOE está siendo juzgado por la mayor malversación de fondos públicos en Andalucía. Me acuerdo, como casi todos los días, de mi inolvidado maestro don Santiago Amón. Don Santiago, que jamás suspendía a sus alumnos, no tuvo más remedio que hacerlo con un tipo extraño, más panoli que chisgarabís, que claudicó desde el primer día de su obligación de estudiar Latín. Para colmo, el panoli tuvo la ocurrencia de responder a una pregunta de don Santiago que guardaba toda la lógica del supuesto. Amón fue comunista, pero tenía una hondísima raíz cristiana, y un hermano jesuita, menos brillante pero de similar cumbre intelectual. Y preguntó en la clase: ¿Qué obra merece mayor reconocimiento. Un hipopótamo, que es realización divina, o un Rolls-Royce que es culminación humana? Y el panoli levantó el brazo para responder. –Sin duda alguna, el hipopótamo, que es una criatura creada por Dios–. Y Amón lo expulsó de la clase. –En el siglo XX -ahí estábamos-, defender que un hipopótamo es obra superior a un Rolls-Royce, es de una estupidez rayana en el conflicto mental. Abandone la clase, medite y ruegue a Dios que le conceda una rendija de luz para entender la barbaridad que ha dicho–.

Lo malo es que el tío del defensor del hipopótamo era Gobernador Civil de Guadalajara. Y el tío se presentó en el colegio. Y el tío amenazó a don José Garrido, director y fundador del colegio Alameda de Osuna, con revocar los permisos de actividad de aquel extraordinario y avanzado centro docente. No tenía el Gobernador Civil de Guadalajara la influencia que creía tener. El panoli suspendió y el señor Gobernador pasó a ocupar la vicesecretaría de Información del Gobierno Civil de Lugo. No obstante, llamó a don Santiago para perseverar en sus amenazas. Y don Santiago, con aquella voz profunda, barítona y lucida acompañada de inteligencia le respondió: -Señor Gobernador cesante. En mi primera conversación con usted me percaté de su alta estupidez. Permítame que rectifique y le pida disculpas por mi error. Usted no es un imbécil atmosférico. La atmósfera se le queda corta. Usted es un imbécil de estratosfera-. Y el Gobernador cesante, como buen cesante, se la envainó.

Para mí, que Pedro Sánchez es tan simple como aquel cesado. Respeto mucho al PSOE. Creo que ha sido un partido con más sombras que luces y con unos dirigentes respetables. Nada tengo sabido, personalmente, para censurar a Rajoy en lo que respecta a su honradez. La sentencia de «Gürtel» es más política que jurídica, y ahí tenemos a unos condenados con más años que los terroristas, los parricidas y los ladrones del dinero de los trabajadores y obreros. Por lógica y decencia democrática, hay que asumir la sentencia de «Gürtel» como la que favoreció a la Manada. Pero aquí vuelan cuervos en momentos precisos. Bretón y Txapote, un parricida infrahumano y un asesino perverso, cumplen condenas de menor castigo. Las condenas del caso «Gürtel» no son judiciales, sino políticas. Dos de los tres jueces han demostrado siempre sus preferencias ideológicas. Condenar a la mujer de Bárcenas con más años de prisión que a un etarra parece en principio, incomprensible.

Y Pedro Sánchez, Secretario General de un PSOE que lamentablemente está siendo juzgado –y ya ha sido condenado–, por robar, presenta una moción de censura contra Rajoy. Rajoy se merece todas las censuras habidas y por haber, pero no por ladrón o codicioso. Y Sánchez se ha metido en un lío que sólo podrá ser desliado con su abandono de responsabilidades. No es un irresponsable. Es un hijastro de Zapatero que pretende superar la excrementación de su antecesor. Como diría don Santiago Amón, un tonto estratosférico. Y parecía más maduro. Pero la cabra siempre tira al monte. Aunque no exista el monte, como es en el caso de Sánchez.