Opinión

Buen señorío

Rajoy ha hecho lo que tenía que hacer con medida y señorío. Es pasado muy reciente y la valoración de su prolongada estancia al frente del PP, de la oposición y finalmente del Gobierno de España necesita un período de tiempo por delante para analizarlo con una clara perspectiva. Sólo una arista en su despedida. «Me voy porque es lo mejor para mí, para el PP y para España». En este caso, el orden de los factores sí altera el producto. «Me voy porque es lo mejor para España, para el PP y para mí» habría sido más adecuado. De cualquier manera, minucias. Se ha ido como un señor y ha evitado que el PP se convierta en una caricatura de la extinguida UCD.

Sorprendente Aznar, que simultáneamente a la despedida de Rajoy presentó un libro de Javier Zarzalejos, su Fontanero Mayor durante su etapa al frente del Gobierno de España. Los hermanos Zarzalejos son todos inteligentes, pero algo esquivos. Uno de ellos, al que yo llamo «el escondido» es el más preparado de todos, pero también el más tímido y discreto. Con los hermanos siempre hay sorpresas. De los tres varones Anson, el más brillante sin duda es Luis María. Rafael también ha triunfado en otros espacios del periodismo y las relaciones públicas. Pero siempre, cuando los hermanos Anson eran centro de la conversación, inevitablemente surgía la voz del enterado que afirmaba con contundencia: «El que vale de verdad es Paco». Secretos de familia. Lo demostró la madre de Jimmy Carter cuando fue elegido Presidente de los Estados Unidos. «No salgo de mi asombro, porque Jimmy es, con diferencia, el más tonto de mis hijos». Y acertó plenamente en su valoración. Siempre la fraternidad abre las puertas de la ironía. El formidable y perverso Borges fue invitado a comer por un grupo de escritores españoles. Estaba Fernando Quiñones, el gran poeta de Cádiz, y también Antonio Gala. Alguien habló de Antonio Machado, y pidieron al genio porteño, que ya había perdido la luz de sus ojos, su opinion de Antonio Machado. «Acabo de saber, gracias a ustedes, que Manuel Machado tenía un hermano llamado Antonio». Fue cuando Antonio Gala le retiró el platillo de las almendras y lo sustituyó por un cenicero rebosado de colillas. Pero Borges era invidente, pero no tonto, y no picó.

Me he perdido. Escribía de la presentación del libro de Javier Zarzalejos, que será muy interesante y lo leeré con gusto. Trata de los años en La Moncloa con José María Aznar. No ha estado elegante el exPresidente. Y se ha ofrecido para arreglar el centro-derecha español.Nadie se lo ha pedido, porque Aznar no ha ganado con los años. La carrera política de Aznar se quebró cuando principió a incordiar con sus desleales vanidades. Lo cierto es que se quebró en la boda del Escorial, cuando se creyó José Bonaparte II. Le preguntaron a Curzio Malaparte por Foxá. «Si no fuera Malaparte, me gustaría ser como Foxá»; y Foxá le respondió: «Si no fuera Foxá, me gustaría ser como Bonaparte». Aquella boda destrozó mitos y austeridades castellanas. Y muchos de sus invitados han pasado, están o pasarán en breve por la cárcel. Aznar no ha sido leal con Rajoy, al que designó a dedo, porque hubo un momento en el que el dedo de Aznar mandaba mucho. Zarzalejos sí ha sido leal con Aznar, y prueba de ello es que le ha encomendado la presentación de su libro, cuando Aznar no destaca precisamente por su amenidad. Es de los que tienen que reírse para que sus oyentes o interlocutores se aperciban de que ha dicho algo presumiblemente gracioso.

En fin, que Rajoy se ha marchado con todos sus aciertos y errores en las alforjas como un señor, y Aznar no ha podido, una vez más, menguar su depósito de soberbia. Su ofrecimiento para poner en orden y relanzar el centro-derecha en España no va a reunir a esperanzadas multitudes. Como aquella conferencia de González-Ruano en Guadalajara, en un escenario preparado para mil asistentes. Asistieron catorce, y la mitad de ellos, familiares de Ruano. Pero César tenía ironía, conchas y gran sentido del humor. «La expectación que ha creado mi presencia en Guadalajara, ha sido perfectamente descriptible».

Y nada más, que hoy me he estirado de lo lindo.