Opinión
El «papel» ocasional del gobernador
Pablo Hernández de Cos toma hoy posesión pública como gobernador del Banco de España, en el edificio de la Plaza de la Cibeles, en un salón cercano a otro en el que están expuestos los Goya que posee la institución. Allí, alrededor de esas obras de arte, los invitados podrán saludar al nuevo gobernador y tomar el habitual «vino español». Así ha sido desde los albores de la transición y nadie espera cambios.
Hernández de Cos prometió su cargo ante el Rey el pasado día 11, en presencia del presidente del Gobierno y de las ministras de Justicia y Economía, pero faltaba el acto público. Nadia Calviño también acudirá hoy y María Jesús Montero, titular de Hacienda, y representantes de los partidos políticos, con la incógnita de si Podemos envía a alguien y a quién. Felipe González, asistió como presidente alguna vez, pero no sus sucesores y Pedro Sánchez está hoy en Alemania. Hace años, banqueros y presidentes de las cajas acudían en masa a esa toma de posesión. Hoy asistirán bastantes, pero entre los grandes, es decir, Botín, González, Goirigolzarri, Gual y Oliú habrá ausencias explicables –que nadie busque tres pies al gato– por compromisos previos o viajes fuera de España. Impensable en otras épocas, pero normal ahora.
El nuevo gobernador fue el último nombramiento de Rajoy. Tuvo como valedores a Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro, Román Escolano y José Manuel González Páramo, consejero del BBVA y el último consejero español en el Banco Central Europeo, hasta Luis de Guindos. Hernández de Cos, que todavía debe elegir subgobernador, es un histórico del Banco de España, autor de estudios que quizá serían útiles para el nuevo Gobierno, que busca recursos debajo de las piedras. El Gobernador, junto con David López Rodríguez, publicó en 2015, en la serie «documentos ocasionales» del Banco de España –«paper» para los técnicos–, un análisis comparado de los impuestos españoles con los de la UE, ahora en proceso de actualización. El original pasó inadvertido, quizá porque no gustó ni a derecha ni a izquierda, pero las conclusiones eran contundentes. Los menores ingresos fiscales españoles se explican por impuestos más reducidos al consumo, sobre todo por un IVA menor. La diferencia con la media europea son 3 puntos de PIB, es decir más de 30.000 millones de euros. Darían para mucho, para reducir el déficit y para bastantes de las iniciativas que quiere adoptar el Gobierno de Sánchez, pero nadie se atreverá a explorar esa vía. Alguien lo impedirá. Lo veremos.
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