Opinión
Hijos
La semana pasada escribí sobre una práctica pornográfica, usada como modelo para violar a mujeres que se atreven a aparecer en el espacio público (plazas, calles, fiestas populares...). El «bukkake»: la humillación sexual a una mujer por parte de varios hombres. Hoy me pregunto por qué es tan popular algo tan repugnante –en el fondo y en la forma–, entre ciertos jóvenes. La violación grupal, como «castigo», se usa en manifestaciones de países musulmanes para atemorizar a las mujeres y recluirlas en el hogar, mientras que en Europa sirve para lo mismo. En ambos casos subyace un rechazo frontal, sobre todo político, al creciente poder de la mujer. Las mujeres poderosas asustan, intimidan, generan repulsa en una parte –reaccionaria y paleolítica– de la sociedad. Curiosamente, tampoco nunca habían existido tantos hombres avanzados como ahora. «Poderosas» no son solo las mujeres que ostentan cargos políticos, intelectuales, empresariales..., sino también aquellas capaces de tomar sus propias decisiones, y ejercer una autoridad, o autonomía, en su esfera privada, familiar, laboral y económica. La madre de familia con potestad, es poderosa.
La empleada que es dueña y señora de sus pocos ahorros. La estudiante que sabe que, trabajando, puede conseguir (casi) lo mismo que un hombre... Todas son poderosas. Queda mucho por hacer para lograr la igualdad real, pero también es cierto que las mujeres se han empoderado de forma extraordinaria en poco tiempo. Nunca, a lo largo de la historia de la humanidad, había habido tantas que, en proporción a los varones, tuviesen el suficiente margen de libertad para conseguir ser dueñas de su destino. ¿Cómo han alcanzado algo así? Lo ha permitido la ley, la conquista de derechos legales para las mujeres. Derechos humanos básicos (resulta increíble). En España, el cambio tuvo lugar a partir del nuevo orden constitucional de 1978. Hay una crisis (mundial) de la democracia, pero sin el marco jurídico que nos ha proporcionado, este salto histórico no existiría. Las mujeres que no viven en democracia, hoy siguen teniendo mermados sus derechos fundamentales. Pero esta conquista de libertades también ha provocado una reacción. Brutal, aunque previsible. Y sería interesante analizar porqué hay jóvenes reaccionarios, atrasados, violentos, misóginos..., que son precisamente algunos de los hijos de las mujeres más poderosas, trabajadoras y libres que en el mundo han sido.
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