Opinión

Reescribir la vida

«Vi caer a uno de mis compañeros en esa maldita barricada, un tiro le perforó la cabeza». Al visionar los vídeos grabados por los estudiantes nicaragüenses escondidos en una iglesia de Managua, y escuchar sus testimonios de terror mientras aguardan la muerte a manos de las fuerzas de seguridad del Gobierno de Daniel Ortega, a uno se le antoja difícil pensar en superación y futuro. Ver morir a alguien cuando no has alcanzado la edad adulta, y hacerlo a pocos metros de distancia, es un abono envenenado sobre el que cimentar una vida. Es complicado imaginar cómo se reconstruye la existencia a partir de una experiencia tan brutal, y vislumbrar un ápice de esperanza en toda esa oscuridad prefabricada. Pero la realidad está para comerle el terreno a la imaginación y suplir sus carencias cuando ésta se atasca.

Este fin de semana hemos visto a Novak Djokovic ganar el Campeonato de Wimbledon y a Luka Modric alzarse con el Balón de Oro del Mundial de Rusia, mientras disputaba con su equipo el Mundial de Fútbol. Ambos fueron niños de la guerra, testigos de la devastación que la violencia extrema puede provocar. El primero es serbio y no se libró de la guerra de los Balcanes; el segundo es croata y tuvo que ver cómo en la guerra de Croacia, las tropas serbias asesinaron a parte de su familia. Ellos han sido capaces de reconstruir su vida, logrando reescribir su historia que algunos quisieron escribir por ellos, con un desenlace bien distinto. Confiemos en las buenas historias y en la buena escritura; siempre pueden salvar una vida y escribir un gran final.