Ventanilla única

Stevia, Díaz y reducción de jornada

Desde Ferraz marcan distancias con la reducción de jornada y se desvinculan de la derrota

Yolanda Díaz se prepara para la mayor derrota de «su» legislatura, la que iba a llevar a España a ser «el «ejemplo mundial» en avances laborales, adalid de los derechos de los trabajadores en «su» mundo ideal, en el que solo ganan los «suyos» y pierden, más que nadie, los empresarios a los que denosta, señala, acusa, agravia, ofende, calumnia, denigra, injuria, insulta, ultraja y vilipendia a partes iguales cada vez que quiere y puede, incluso cuando no puede ni debe. Por ello su partido, Sumar, prepara un «airbag» gigante para que su mayor fracaso parlamentario no le salpique y que la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas no le impacte en plena cara.

Los tres vetos presentados por PP, Vox y Junts –cada uno por su lado, pero con un común hilo conductor– harán descarrilar hoy la norma de la ministra de Trabajo, la que más daño le hará hasta el final de este Gobierno. Y pese que sabe que va a perder, Díaz no se baja de la burra y se ha empeñado en mantenerlo en el orden del día del Pleno, según dicen fuentes autorizadas para que se «retraten los partidos que votan contra los trabajadores». Populismo del barato y demagogia de bajura.

Esta derrota aboca a Díaz a preparar un plan B, que pasaría por aplicar como alternativa inmediata el registro horario electrónico obligatorio. Su intención es separar la parte legislativa correspondiente a la creación de un registro horario digital para todos los trabajadores, una medida que puede aprobarse por real decreto desde el Consejo de Ministros y que permitirá que la Inspección de Trabajo tenga acceso telemático a los horarios laborales de las empresas, con el fin de «mejorar el control del tiempo de trabajo y evitar abusos», defienden, mientras esconden su intención de burocratizar y fiscalizar hasta la extenuación la operativa de sociedades y autónomos.

CEOE y Cepyme ven este rechazo parlamentario como una gran victoria sobre la ministra, pero puede quedarse en pírrica si las prebendas que le concedan a Junts y a su líder, el huido Puigdemont, les sirven para justificarse y apoyar al final la norma. Mientras, desde Ferraz en realidad se frotan las manos, marcan distancia y hacen hincapié en que este es un asunto liderado por el socio minoritario de la coalición e intentan desvincularse en lo posible de una nueva derrota parlamentaria en el inicio del nuevo curso político. Vamos, que echan balones fuera y la mierda sobre el eslabón más débil, bajo la premisa de que todo lo malo que le pase se volverá en su propio beneficio. Un karma político entre socios. Lo ha dicho entre líneas la propia portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que señaló ayer en la rueda de Prensa tras el Consejo de Ministros que la votación «no es un punto final, es un punto y seguido» y que cada grupo «va a quedar retratado» con su postura. Incluido Sumar, claro.

El no parlamentario implica que otras dos grandes medidas que se incluían también en la ley quedarán en suspenso: la regulación del derecho a la desconexión digital y el citado refuerzo del control horario en las empresas, de manera que sea digital e interoperable por la Inspección de Trabajo. Si la derrota finalmente sucede, se activará ese plan B de trocear la normativa para aprobarla por fases, algo que puede deshacer le reducción de jornada como la stevia que Díaz disuelve en el café.