
Opinión
Ellos luchan, Pedro canta
Que me lo digan a mí, nada perdura en el tiempo. Los buenos y los malos momentos se suceden, cíclicos, incontrolables, pero todos somos corredores de fondo y acabamos siempre superando cada trance. La vida va de aprender a caminar por la senda de la resiliencia y, a poder ser, con una sonrisa y reservas de fe reptiliana (pobre del que se descubra ateo). No nos queda otra que aceptar los cambios y amoldarnos al presente sin tratar de apegarnos demasiado a nuestra realidad, porque también mutará.
Imagino que esta reflexión acompaña permanentemente a la clase política, a la que manda y a la que no. Miras sólo unos meses atrás y visualizas a Pedro Sánchez en la oposición, políticamente muerto –incluso entre los suyos–, esperando el milagro o el hachazo final. Logra Sánchez algo inédito, como sacar adelante una moción de censura cuando menos exótica, y su realidad se transforma drásticamente. Ahí le tenemos hoy, ejerciendo de presidente de un Gobierno que camina, funambulista pero pintón, aceptado en Europa, mientras aquí la oposición tradicional se debate entre la vida y la muerte en un hotel de Madrid, abarrotado de compromisarios, en unas primarias también inéditas para ellos.
Pedro Sánchez pasará este fin de semana disfrutando como un cosaco en el FIB, en el concierto de The Killers, mientras su predecesor Mariano Rajoy reaparece, en calidad de resucitado, para ser loado en el hotel madrileño que han tomado los populares. Con seguridad, al verle y al escucharle, muchos pensarán que cualquier tiempo pasado fue mejor en el PP. Y harán ese análisis mientras miran con recelo a los simpatizantes del bando contrario (sorayistas o pablistas). Rajoy puede presumir de haberse coronado como corredor de fondo, en toda su dimensión. Ha sido nexo de enemigos íntimos. Ha demostrado que se puede salir del circo mediático y, de paso, ganar carisma. Eso, Rajoy lo ha logrado; Aznar no. Ni siquiera ahora me atrevo a pronosticar quién liderará el PP. A Sáenz de Santamaría le sobra optimismo, o quizá la exvice guarda un as en la manga que desconocemos. Pablo Casado se reivindica como la renovación demandada, pero necesitará infinitas paciencia y mano izquierda para unir su partido, si le dan la oportunidad. Ellos luchan, Pedro canta. Paradojas de esta vida cambiante.
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