Opinión

Los panfletos son para el verano

Fernando Savater publicó, a finales de 2017, un pequeño libro titulado «Contra el separatismo». El autor advertía a los lectores: «No se llamen a engaño: esto es un planfleto», para luego elegir la segunda definición de la RAE: «Opúsculo de carácter agresivo». Añadía que un planfleto debe estar escrito con «cierto desparpajo, sin miramientos» y seguía el consejo de Nietzsche de que «en los temas trascendentales hay que meterse como en el agua, solo entrar y salir». El profesor Carlos Rodríguez Braun, economista, escritor, tertuliano y cantante aficionado, es un recalcitrante del panfleto. Solo eso explica que acabe de publicar el cuarto tomo de sus llamados «Panfletos liberales», prologado por Francisco Marhuenda, director de este diario.

El autor es un liberal conspicuo, que llegó a las orillas liberales –como muchos, incluido su amigo Mario Vargas Llosa– desde un izquierdismo juvenil hasta que, como Pablo camino de Tarso, se cayó del caballo y tropezó con Adam Smith, Hayek, Popper y otros. Rodríguez Braun, en sus nuevos «Panfletos», recopilación sistematizada de sus artículos, incluye dos apartados nuevos, «nacionalismo y populismo», porque considera inevitable abordar los actuales movimientos antiliberales. Sin embargo, quizá su aportación más sugerente –y menos panfletaria, aunque sus detractores no opinarán lo mismo– llega en el capítulo «moral y religión». Rodríguez Braun es uno de los contados autores que aborda, sin miedos ni complejos, las relaciones entre el liberalismo y la religión, mejor dicho, el cristianismo.

Lamenta los pronunciamientos –que existen, incluidas afirmaciones papales a menudo sacadas de contexto– antiliberales emanados de la Iglesia, pero defiende que el cristianismo es, sobre todo, liberal. De hecho, quizá sea la religión más liberal. Hay ejemplos innumerables que lo demuestran. El autor destaca un libro del francés Charles Gave y cómo la única vez que hablan los Evangelios del interés es para alabarlo en la «Parábola de los talentos», todo un alegato a favaor de algo tan liberal como la remuneración del riesgo. Otro, extraído de una novela de Isabel Gómez Acebo, autora también de «San Lucas y los impuestos», y elegido casi al azar es ilustrativo. «San Francisco caminaba con un fraile y encuentran un talego con dinero. El fraile propone que al estar abandonado se lo queden y socorran a los necesitados. El santo le replica: ''pero no habéis pensado que si nos quedamos con un dinero que no es nuestro pecamos; y dárselo a los pobres no quita la mala acción inicial''». ¿Y qué es sino liberal condenar toda pena de muerte?, como acaba de hacer el Papa. Panfletos para el verano.