Opinión

Carmen Borrego, ¿un cambio radical?

Las Campos siempre en primer plano. Cuando no son los amores de Teresa es el múltiple desamor de Terelu, que siempre tiene como «chevalier servant» a Kike Calleja. Y manteniendo nuestra creencia de que no hay dos sin tres Campos, lo último ha sido Carmen Borrego, que sube peldaños hacia el estrellato. Y tras el impacto de su despechugue para el que se necesita valor, ahora es protagonista de unas fotos robadas en el Hospital del Prado, donde acudió hace unos días para un reconocimiento tras su intervención para rebajar (o acaso eliminar) pechuga. No es nada nuevo bajo el sol, pero escandaliza, más que las imágenes (nada del otro mundo, con la platina melena alborotada por la cama y el gesto lógicamente protestón, cualquiera en su caso) retratar a quien se le habían prescrito dos semanas de reposo y silencio absoluto. ¿Cómo es posible que se le metiera un extraño cámara en ristre y las enfermeras ni se enterasen? Cuesta creer que en pleno siglo XXI pueden suceder tales agravios. Entretanto, el resto de la familia, bien. Teresa remató sus vacaciones malagueñas, aligeradas por tener la obligación de volver a Madrid a comentar los últimos capítulos de «Las Campos». El último no tuvo un seguimiento espectacular. Lo de ella y Bigote sigue viento en popa, mientras Alejandra, la estilosa hija de Terelu, impacta con su refinada mayoría de edad. No se sabe a quien ha salido: tiene el aire espigado de papá y mucho de la abuela. Prodiga la misma sonrisa, algo socarrona, como la de Carmen, que siempre mira revirada, mientras Terelu se ríe a mandíbula batiente. Teresa, depende del humor o la faena de turno, pero prima la cordialidad. Carmen, la más apacible del trío, por pocas cosas pierde los nervios, pero el tema de las fotos merecía grito cuando fue pillada traidoramente en el mejor de los mundos. Ante el juzgado ha presentado su querella. Cabe esperar no solo que le hagan justicia, sino que el ataque sirva de ejemplo y obligue a reforzar la seguridad en los centros hospitalarios, que para colmo son de pago. Empezamos las vacaciones hablando de las Campos e igual lo rematamos. Han salvado el verano, en este año tan a la baja de personajes.