Opinión
Plagio
Me suelo quejar –cuando no se me ocurre nada, quejarme me ofrece temas bien sabrosos para escribir un artículo, o para conversar con la familia...–, de que me plagian muchos de los artículos que publico aquí. Y muchas frases, ideas y expresiones de mis libros. Muchísimos. Disculpen el solipsismo, pero es que la cosa joroba cantidad. Yo me conformaría con que me citasen, pero mis plagiadores y plagiadoras no son de esos que entrecomillan. Lo de «comillas» les suena a ciudad cántabra. Plagiar a un autor, en vez de citarlo, es una manera de ningunearlo, pero también es una forma fácil de obtener ganancias a partir del trabajo de otra persona. Si bien, en estos tiempos, el concepto de autor ya no es lo que era. Aunque de eso hablaré otro día... Sé de algunas que copian de mis libros, y hasta de mi vídeoblog de YouNews –en Twitter verbigracia–, y a cambio reciben miles de «me gusta», mientras que yo tengo muy pocos seguidores en Twitter (tengo más perseguidores). Sé de algún poeta que, cuando metan sus (s)obras completas en un programa informático anti-plagio, descubrirán que lo único original de sus versos son las conjunciones copulativas. Todo lo demás es mero plagio; aunque el susodicho lo llamaría «intertextualidad».
Hay intertextualistas entusiastas que sostienen que la originalidad no existe. Que viva Mijaíl Bajtín y el Corta & Pega. De modo que plagian a placer, sin cargo de conciencia. Al parecer, en nuestros días el plagio ha aumentado de forma brutal, mundial. Nunca, en la historia de la humanidad, se había plagiado como ahora. Seguramente porque jamás se «había podido» plagiar tanto y tan cómodamente como hoy. Pese a sistemas antiplagio, leyes de propiedad intelectual, etc., el plagio es imparable. Una fuerza que está sustituyendo a la creación: que la está devorando, desincentivando. Antaño, quien primero hacía, decía, inventaba..., podía aprovecharse de su esfuerzo. Ogaño, es todo lo contrario: crear empobrece, copiar enriquece. ¿De qué sirve pagarle un dineral a un talento del diseño, si se puede contratar por tres euros a un becario, ordenarle que cambie 4 elementos de un modelo de alta costura y forrarse vendiendo un plagio barato de algo que otro ha creado...? El plagio será irrefrenable mientras sea rentable. Que lo es. Y mucho.
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