Opinión
Nos lloverán elecciones
Si alguien anticipó un otoño político caliente, se quedaba corto. De un tiempo a esta parte, un puñado de exclusivas periodísticas por entregas y con sorprendente efecto dominó nos tienen a diario sobresaltados, en alerta, mal que le pese ahora a la vicepresidenta Carmen Calvo, que aboga sin pudor por regular la libertad de expresión desde instancias europeas. ¿Regular, limitar? Imagino que se referirá la señora Calvo, exclusivamente, a la necesidad de combatir en toda Europa las fake news, las informaciones falsas.
Habría que recordarle que ponerle coto a la libertad de información es propio de países escasos de Democracia. No suenan bien este tipo de reflexiones en plena crisis de credibilidad de tu Gobierno, que ha sufrido ya dos bajas ministeriales y aguanta a otros dos ministros con pinzas. Así está el patio, con récord de renuncias y de rectificaciones en unos pocos meses de travesía.
El Ejecutivo socialista se tambalea mientras su presidente sigue de gira por tierras norteamericanas, afirmando públicamente que quiere gobernar hasta 2020, aunque, en privado, más de una vez se haya planteado un adelanto electoral. Mientras por aquí, en modo otoño abrasador, toda la oposición le pide explicaciones, a Sánchez le ronda la tormenta política perfecta.
El presidente se saboteó en 2015 con unas afirmaciones que rescatamos, cada dos por tres, sobre la elevada ética y transparencia que él exigiría a los suyos, si gobernara. Sánchez aseguró que sería implacable con quienes, en su equipo, eludieran obligaciones fiscales.
De entrada, esas palabras suyas se llevaron por delante a Màxim Huerta y ahora empujan hacia el precipicio al astronauta Pedro Duque, quien mejor representaba la idea de excelencia en su Dream Team: el más valorado, el menos político. Le pusimos por las nubes, nunca mejor dicho. Efectivamente, Duque nunca debió aceptar un Ministerio y ahora debe de estar lamentándolo. Pero precisamente porque sí lo hizo, se le piden hoy explicaciones y documentos.
Lo mismo le ocurre a Dolores Delgado. ¿Por qué aceptó la cartera de Justicia, sabiendo que podía quemarse en grabaciones del ex comisario Villarejo? ¿Por qué el equipo de Pedro Sánchez no chequeó a fondo a quienes iban a llevar el timón de este país? Desde la Moncloa se divisan, nítidos, relámpagos de una gran tormenta. Sin presupuestos, nos lloverán pronto elecciones anticipadas.
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