Opinión

De palabra

Jamás perderemos la esperanza. De esto y de muchas más fortalezas humanas hablamos ayer en la Fundación San José en un maravilloso Foro de Esperanza. Allí conviven personas a las que la vida les ha puesto alguna que otra adversidad extra. Y también quienes están en el ocaso de su existencia. Un lugar con una energía mágica que hace que se respire, precisamente y a pesar de todo, esperanza. Esperanza es también lo que transmite la película: «El Papa Francisco. Un hombre de palabra». Tuve la suerte de verla y significa un enorme legado para toda la humanidad. Un discurso humanista, lleno de comprensión, compasión y amor.

Todos somos responsables, como sostiene Su Santidad, de que la creación esté en armonía. Fuimos creados para ser una misma familia, sin embargo, hay un desequilibrio que excluye. También afirma que cuando el dinero en vez de servir, reina, la economía mata y destruye la madre Tierra, a la que estamos maltratando, explotándola de forma imprudente. El Papa Francisco critica el consumismo, la corrupción, la competitividad y apuesta por tres «t»: Trabajo (lo más noble: crear), tierra (que fructifique) y techo (casa y familia). Insiste en que el medio ambiente es un bien fundamental y los pobres sufren abusos al ser obligados a vivir del descarte. Sufren las consecuencias de la cultura del descarte. También sostiene que es importante saber escuchar frente a una vida frenética que nos impide atender lo verdaderamente importante.

Como él dice «en una vida acelerada se pierden los gestos más humanos». Es justo y destacable que hable de la reciprocidad y complementariedad de los hombres y las mujeres. Sin la visión de la mujer, ¡no es lo mismo! Por supuesto que este «hombre de palabra» se pronuncia también sobre algo que la Iglesia no puede quedar indiferente: «Frente a la pedofilia, tolerancia cero». «Hay que castigar a los sacerdotes enfermos de pedofilia. Es peor que un crimen: es dejarlos con vida pero destruidos».

Gracias al Papa Francisco, el legado de San Francisco sigue vivo.