Opinión
Esto es poesía
La poesía está de gira por España. En una sala de conciertos, dos mujeres con música de fondo van contando el porqué de sus intimidades editadas en papel, tomándose a sí mismas en serio solo el minuto que dura un poema. Ninguna de las dos ha visto llegar los 30 y precisamente por eso no ven tampoco lo imposible que era su propuesta, que recuerda a iniciativas de otro siglo, de otros tiempos. Se forman colas y agotan las entradas. Le toca a Sevilla y por fin empiezan. Concluidas dos o tres lecturas, la euforia inicial de los escuchantes cae, empujada por tanto amor desbaratado. La poeta Elvira Sastre levanta la cabeza de su libro y espeta: “Sabíais a lo que veníais, esto es un recital de poesía”. Tanta honestidad me recordó que otras dos mujeres están de ruta por Andalucía desde hace un mes: Teresa Rodríguez y Susana Díaz no recitan juntas -aún-, pero es muy posible que acaben contándonos a dos voces sus intimidades políticas. Si la honestidad concurriera a la carrera por la Junta, las dos se sentarían frente a nosotros y nos dirían: “En este mes, todo lo que digamos será mentira”. Así, cuando nos acostemos el 2 de diciembre, con la suerte y nuestro futuro inmediato echados, no seremos carne de poema, un desengaño anunciado. La velada poética dio para mucho: feminismo, Alzheimer y más que nada el recurrente amor truncado. Para contextualizar sus versos, una contó un triángulo inadecuado con una chica, esas cosas que se hacen cuando uno tiene veinte años, decía. Era gracioso oírla explicar cómo durante mucho tiempo no pasó nada entre ellas, “solo” se enviaban fotos que hacían arder sus respectivos móviles. Los paralelismos con la actualidad política no cesaban. En la política, como en la poesía, cabe todo, siempre que se encuentre el tono adecuado. Y entre esas dos mujeres con una evidente relación sexual se me colaron nuestras candidatas. Desde entonces, detrás de cada frase de Teresa Rodríguez no puedo evitar sobreentender un “Adelante, Susana”, por más que le haya sacado los colores a la presidenta durante tres años en el Parlamento. Sería distinto si al empezar no hubiera planteado que la apoyaría para evitar un gobierno de derechas. Ese desliz verbal ha disparado mi imaginación sobre los mensajes de móvil que estarán intercambiando. Dirán que no pasó nada hasta después de los votos. Sabíamos a lo que veníamos, esto es una campaña electoral.
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